Los aditivos son sustancias que se añaden a los
alimentos con un propósito tecnológico (para mejorar su aspecto, textura,
resistencia a los microorganismos, etc.) en distintas etapas de su
fabricación, transporte o almacenamiento.
Existen 27 clases distintas de aditivos en función de sus propiedades. Por
ejemplo, los colorantes son aditivos que añaden o restablecen el color de
los alimentos mientras que los conservantes aumentan la vida útil de los
mismos.
Todos los aditivos que se usan en la Unión Europea deben haber sido
evaluados y autorizados
EFSA. Para ello deben haber demostrado que son seguros a las cantidades
utilizadas, que son necesarios en los alimentos en los que se autorizan y
que no llevan a engaño al consumidor.
Los aditivos deben figurar en la lista de ingredientes de los alimentos
indicando la función que desempeñan en el mismo. Pueden estar listados por
su nombre o por el denominado número E, que es el código con el que se
autorizan en la Unión Europea.
Por ejemplo, cuando se utiliza ácido acético como
antioxidante, en el etiquetado se podrá encontrar: “antioxidante (ácido
acético)” o “antioxidante (E 260)”.