Page 35 - Artículos de Opinión en ECONOMIA de MALLORCA del ULTIMA HORA 2003-2004
P. 35
BUENO, BONITO, BARATO ... COMPRAME PAISSA. El simpático tópico del negro que intenta vendernos su quincalla, o el último CD de moda en algún mercadillo, se ha trocado en una trágica invasión televisada con emotivos llamamientos a la solidaridad y al castigo ejemplar de los intermediarios en este tráfico de personas. Se olvida que toda oferta organizada nace de una demanda con capacidad y voluntad de compra y que la globalización distribuye mejor la miseria que la riqueza. Afortunadamente los naufragios no se producen en las playas turísticas de Baleares, no obstante lo cual, en nuestros vecindarios más humildes, crece sin tasa el número de inmigrantes extranjeros, cuando aún no se nos había aceptado del todo a los “forasteros”. Hay muchos africanos (“nor” o “sur” saharianos), pero más hispanoamericanos, que no han llegado en patera, y también asiáticos y europeos del este igualmente alegales. El derecho individual a buscar una vida mejor es innegable, lo que es preocupante es que sean tantos los que la tienen tan peor en su lugar de nacimiento, como para vivir las odiseas que nos relatan con tal de llegar al inexistente paraíso. Una vez aquí, independientemente de su color, idioma, sexo y religión, representan una oferta de mano de obra más barata que la autóctona; lo que, aún dentro de la elástica legalidad, hace que el coste salarial medio disminuya, como todo aprendiz de economista sabe. Son los irlandeses hambrientos de nuestra “revolución post-industrial”. No venden baratijas, sino su fuerza de trabajo, a empresarios que se quejan de que los españolitos nos hemos vuelto demasiado exquisitos, tanto como para rechazar determinados empleos... con salarios de miseria y en condiciones infrahumanas. Mientras haya trabajo, bueno o malo para casi todos, los conflictos con estos advenedizos serán “culturales” y menores; pero cuando se acabe el ciclo de bonanza también se acabara la simpatía mal entendida, y resurgirá el racismo latente y el barco de rejilla será una amenaza, no un mal chiste. Ellos rehusarán retornar a su país, y competirán, con toda la razón, por los empleos disponibles, cualificados o no. No son extremeños o andaluces que se retiran a su tierra al final de la temporada, han venido a quedarse la mayoría. Sin echarles ya mismo, ni impedir que vengan, podemos desmotivar su demanda (el esclavista está detrás del traficante), castigando ejemplarmente, al explotador de esta mano de obra, a convertir cada empleo ilegal en uno fijo “indefinido” de al menos tres años, y retirando las subvenciones sociales y las dádivas públicas que “completan” los jornales insuficientes. Sólo garantizando derechos y deberes iguales para todos (inmigrantes incluidos) podremos asegurar los nuestros.
   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39   40