Page 83 - Artículos de Opinión en ECONOMIA de MALLORCA del ULTIMA HORA 2003-2004
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El Gran Hermano nos vigila. No me refiero a las cámaras de ninguna televisión descerebrada, ni al Todopoderoso retratado en las páginas de George Orwell, ampliamente superado por la realidad, pues ha llovido mucho desde 1984 y ya nadie cuestiona seriamente que, “LA GUERRA ES LA PAZ” “LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD” y “LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”, son verdades eternas desde que LA MENTIRA ES LA VERDAD (oficial). Aludo a esos pequeños tiranos con propensión al onanismo mental y físico que se esconden detrás de gigantescas computadoras e instituciones inmensas para controlar nuestras vidas puesto que no tienen una propia. La (Gran) Empresa es el terreno favorito de caza de estos sujetos, e Internet una nueva frontera por conquistar. Victoriosos (no sin resistencias enconadas y continuas) contra el fraude en las bajas laborales, las entradas y salidas fuera del horario establecido, los quince minutos del bocadillo, las visitas excesivas al WC y otras niñerías; ahora se enfrentan al ordenador, como herramienta de trabajo que supone una ventana abierta al exterior por la que pueden volar las mentes infantiles de los asalariados. Cada empresa es un mundo y lidia como puede con Internet. Las más reglamentistas han aprobado políticas explícitas respecto a su uso y al del correo electrónico en el ámbito laboral: prohibiendo, controlando y vigilando a la espera de que los Padres de la Patria legislen y el Tribunal Constitucional sentencie. Vuelve a resurgir el conflicto eterno entre el derecho (a la privacidad en este caso) del trabajador y el de la empresa a controlar que “su” (pronombre posesivo) personal dedica la jornada a trabajar y que no se usan las herramientas e información de la empresa para asuntos y negocios particulares (con las honrosas excepciones de siempre). La falta de regulación específica hace que el marco general se defina dialécticamente en los tribunales, mezclando una de cal y otra de arena. Para evitar males mayores, uno de los aspectos esenciales que las empresas deben tener en cuenta antes de reglamentar esta cuestión, es informar y consultar a los empleados sobre las reglas de uso de los sistemas informáticos. Con contumaz insistencia y sin experiencia empírica que lo sustente, el que suscribe sigue siendo partidario del modelo de organización derivado de la Teoría Y de McGregor basado en el autocontrol y en la autorrealización de personas responsables y trabajadoras por naturaleza. Obviamente las cosas no son blancas o negras (ni las organizaciones responden a esquemas cerrados X o Y) pero creo que la inversión en mecanismos de control, policías privados, chivatos profesionales y demás parafernalia represiva es ineficiente en términos de resultados para la empresa y la sociedad, y sólo responde a objetivos particulares de los controladores y sus agentes, que generan una espiral autojustificativa destructora de la confianza y el sentido de pertenencia. Y ... ¿Quién controla a los controladores?.
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