Page 27 - Artículos de Opinión en ECONOMIA de MALLORCA del ULTIMA HORA 2003-2004
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MUCHOS DERRAPAN EN LA CURVA DE EXPERIENCIA. El destacar positivamente como empresa en un sector pasa por obtener una ventaja competitiva, entendida como la capacidad de cosechar un beneficio superior al de las demás empresas competidoras. Según los manuales, habría tres formas de obtener esta ventaja: liderazgo en costes, diferenciación del producto/servicio y centrarse en un segmento estratégico del mercado menos saturado y más rentable. La ventaja competitiva en costes es entendida por muchos empresarios, simple y llanamente como reducción de costes de mano de obra. Esto conlleva, habitualmente, gran movilidad de personal, baja cualificación, menor experiencia, accidentes, desmotivación ... y en consecuencia peor calidad del producto o servicio ofrecido. Funciona en sectores maduros, intensivos en mano de obra, en los que la innovación ya tiene poco que aportar. Y existe hasta limites de esclavismo fuera de la legalidad, la cual cada vez se hace más flexible y difusa. Su aparente éxito provoca que se extienda a otros sectores y que trate de imponerse a trabajadores cualificados, a los que también alcanza la importación de mano de obra comparativamente más barata. Si seguimos leyendo nuestro manual de estrategia encontramos un concepto raro: “la curva de experiencia”, expresión gráfica de otra vía alternativa, no complementaria, de reducción de costes. Parte del supuesto de que la producción repetida en el tiempo de un producto permite hacerlo más barato. O dicho de otro modo, que trabajadores con experiencia y continuidad en el equipo, resultan más productivos al dominar el proceso. Nuestros lectores habrán llegado a la misma conclusión que algunos avispados empresarios: “Contratemos mano de obra barata, pero además formada y con experiencia”. (Si también son polivalentes, hasta pueden obviarse otros requisitos implícitos en muchos empleos). Como no resulta fácil, se simplifica buscando jóvenes formados, con contratos “reciclables”, que adquieran experiencia con rapidez y trabajen con mayor productividad. Aquí es cuando la lechera, que en estos tiempos ya tiene coche, derrapa en la mencionada curva. No lejos acecha el lobo ... (perdón, ese es otro cuento) ... el mercado libre (otro personaje de ficción) que ofrece a esos trabajadores mejores salarios, y estos, sin ningún remordimiento, dejan tirado en la cuneta a su empleador primero. La moraleja no consiste en que se estén perdiendo los valores. Se extraviaron de antiguo, pues ya en el siglo IV antes de Cristo, Diógenes de Sínope (si, un filósofo griego)
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