COSTES de SINIESTRALIDAD.

    Costes de Siniestralidad son los costes de deficiencias y fallos ligados a falta de prevención, tengan o no consecuencias para la salud de los trabajadores:

- Costes de accidentes/incidentes acaecidos, con o sin lesión.

- Costes de retorno a la situación inicial, justo antes del accidente.

- Costes de corrección y adecuación a normativas obligatorias no laborales, al exigírsenos para reiniciar la actividad o por propia iniciativa. Un caso típico se asocia a los incendios donde concurren normativas diversas, incluida la de Prevención (Art. 20 LPRL) . La atribución de estos costes como preventivos resulta discutible, sin embargo es el ejemplo que más se usa para justiifcar inversiones preventivas por la significativa diferencia entre los costes generados por un accidente y los de su prevención.

(Se olvida ponderar la probabilidad de que se produzca el accidente con o sín esas medidas).

- Costes de actuaciones frente a (o a consecuencia de) enfermedad profesional o relacionada con el trabajo. (Preventivas y/o paliativas de lo perdido en salud).

- Costes de absentismo por Enfermedad Común con diagnósticos vinculables al trabajo.[1]

- Estimación de costes de la incidencia negativa permanente sobre la calidad y eficiencia del proceso productivo.

Cada uno de estos costes, asociado en su mayoría a otros no preventivos y oculto en partidas contables normalizadas, encierra un diferente grado de complejidad en su cuantificación y delimitación.

La secuencia más lógica para identificarlos y asignarles un coste es comenzar por los accidentes ocurridos con lesión, ampliando el estudio a todos los incidentes con unas características dadas:

1.- Que sean registrables y controlables (con un coste mínimo de seguimiento) por el tipo de efectos que ocasionan en la empresa y en términos equivalentes a los accidentes de trabajo (Tablas de factores de riesgos compatibles).

2.- Que su estudio y/o control incluya las consecuencias económicas propias, separables de las relacionadas con salud laboral.

            3.- Que se puedan investigar e identificar sus causas (factores de riesgo) para relacionarlas con los riesgos identificados en la evaluación preventiva [2] y las estadísticas sectoriales de siniestralidad laboral y asegurada no laboral: incendio, robo, responsabilidad civil, etc..

TIPOS de COSTES.

Los costes de Accidente de trabajo, como caso particular de siniestro en la empresa, o derivado de incumplimientos de normativa laboral, se clasifican en Asegurados y No Asegurados.[3]

            Los costes asegurados proceden de las cotizaciones a la Seguridad Social para la cobertura de los accidentes de trabajo y enfermedad profesional (en la mayoría de los casos gestionado por Mutuas) y de los acuerdos del Convenio Colectivo Sectorial vigente que establecen la suscripción de una póliza que cubra una indemnización de 12.500 € en determinados casos de invalidez o muerte y, por otro lado, completar por parte de la empresa la diferencia entre las prestaciones de la Seguridad Social por Incapacidad Transitoria y el salario base, la antigüedad, nocturnidad y plus de desplazamiento desde el primer día de baja en caso de accidente de trabajo. (Debe estudiarse el asegurar este segundo apartado en función de los costes estimados y de la actuación de seguimiento y control que, reflejada en el Convenio, podría desarrollar la empresa aseguradora).

            En la medida en que están asegurados se consideran fijos, pero en lo referido a las cotizaciones a la seguridad social se están planteando determinados mecanismos de vínculo positivo entre la reducción del número de accidentes con baja sufridos/registrados y la cotización.

            La tendencia al subregistro que esto puede propiciar no debe hacernos olvidar que los costes de un accidente/incidente no se reducen a las cotizaciones y sanciones de la administración.

Los No asegurados se consideran variables en función la existencia o no del accidente/incidente y de las actuaciones desarrolladas para evitarlos.

Se desglosan en: Históricos, Asumidos, De Oportunidad y Adicionales.

COSTES HISTÓRICOS.

Son los más conocidos y estudiados al ser generadores de pérdidas puntuales tangibles, aunque hasta ahora diluidas o dispersas en diferentes partidas de contabilidad. Con adecuados sistemas de seguimiento y registro contable son fácilmente analizables. [4] Ejem. Reparación de daños ocasionados por un accidente, tiempos perdidos en el proceso, etc.

COSTES ASUMIDOS.

Son los que mayor reducción de gastos pueden suponer, pues si bien no se vinculan a acontecimientos concretos; suponen una infrautilización de unos recursos disponibles o un sobredimensionamiento para cubrir deficiencias mal abordadas muy frecuentes en el sector.

Ejem. Exceso de personal en mantenimiento para corregir desperfectos y averías incesantes (dependiendo de la fase del ciclo de vida de las instalaciones) cuando un adecuado programa de mantenimiento preventivo reduciría las actividades reparadoras y de supervisión y control.

Desproporción e inadecuación de plantilla para cubrir un absentismo excesivo e incontrolado, por antigüedad del personal con patologías no abordadas y desmotivación.

Instalaciones fijas infrautilizadas: piscinas, gimnasios, salones de actos, etc. por desajustes de personal.

COSTES de OPORTUNIDAD.

Suponen una subactividad de la empresa, al dejar de realizarse actividades productivas a raíz de accidentes acaecidos, implicando pérdidas en los resultados financieros de la empresa.

Ejem. La infrautilización de instalaciones por el deterioro temporal producido, por un incendio, una inundación, la baja de un animador, de un jefe de cocina, etc..

En cada caso hay que valorar el producto o servicio no ofrecido (en especial si ya estaba comprometido) y la aportación humana mal aprovechada, en casos puntuales o como práctica habitual.

COSTES ADICIONALES.

Suponen un impacto negativo sobre las relaciones internas de la empresa al crear malestar, desmoralización y desconfianza en el personal que repercute en el servicio.

También afectan a la imagen pública y al mercado: Incendios, hundimiento de hoteles en remodelación, intoxicaciones alimentarias, legionelosis provocadas por los aires acondicionados, etc.

Los costes históricos y de oportunidad son los más identificables objetivamente; los asumidos y adicionales implican un cierto grado de subjetividad e indicadores más cualitativos.

La magnitud de los costes ocultos en cada empresa varia en función del proceso productivo, del nivel de tecnificación u obsolescencia de su equipamiento y de las condiciones de trabajo de sus recursos humanos y, a menudo no se ven por la obstinación en no reconocer errores y limitaciones en ninguno de estos terrenos y menos aún ante “observadores” que percibimos como críticos y fiscalizadores.

            La Prevención de Riesgos Laborales pretende afrontar las consecuencias para la salud de los trabajadores de los fallos o errores productivos, abordando las situaciones que generan el problema humano y económico de manera no desligable.

LA INVESTIGACIÓN DE ACCIDENTES.

           El primer paso para establecer los costes producidos por un accidente ya acaecido consiste en la investigación de el accidente.

           Para abordar este asunto nos remitiremos a dos NTPs del INSHT: la "NTP 442 Investigación de accidentes-incidentes: procedimiento" y la "NTP 274 Investigación de accidentes: árbol de causas".

           La investigación de un accidente debe partir de la premisa de que rara vez un accidente se explica por una o pocas causas que lo motiven; más bien al contrario, todos los accidentes tiene varias causas que suelen estar concatenadas.

           Se debe tener una visión pluricausal del accidente.

           Representa una actividad analítica de cierta complejidad que exige un método que precise las tareas a realizar y el orden a seguir.

           El Árbol de Causas es una herramienta que refleja en un diagrama la cadena de antecedentes del suceso, indicando las conexiones cronológicas y lógicas existentes entre ellos.

           Permite identificar sucesos críticos cuya eliminación habría evitado el accidente o disminuido su probabilidad, pudiendose valorar sus costes respectivos.

           Quién investiga es otra cuestión importante, la línea de mando directo de la empresa, especialistas, o una secuencia complementaria de ambas opciones.

            La respuesta a esta pregunta supone costes y fiabilidades distintas.

 

            Hay varios modelos de formularios o check-list para recoger los datos de la investigación,  todos son muy parecidos incorporando tanto "Medidas Correctoras" como "Estimación de Costes".

 

            En la NTP 274 se afirma que generalmente, en la génesis de los accidentes se encuentran y se delimitan problemas o fallos de estructura de la empresa y de organización del trabajo que vínculados con la seguridad repercuten negativamente en la misma.

            Este tipo de fallos estructurales y organizativos, recomiendan que sean identificados por los responsables de los procesos productivos ya que ellos son precisamente quienes pueden y deben actuar sobre ellos.

            Este argumento refuerza la necesidad de la participación activa de la línea de mando en la investigación del accidente y en la propuesta y aplicación de las medidas correctoras, si bién hay que tener cuidado con la tendencia a la minimización del problema o a la búsqueda de culpables que puede producirse.

 

            El diagrama del Árbol causal se cierra cuando las causas primarias generadoras no necesitan una situación anterior que las explique o cuando no resulta posible conocer los antecedentes.

            Siguiendo la gráfica del ejemplo, vemos las "causas actuantes" y su secuencia en el tiempo y los condicionamientos presentes.

            Cuanto más nos alejamos del hecho, más genéricas resultan las causas y más cara su corrección para evitar que se repita "el mismo accidente", pero más efecto sinérgico positivo se genera en la empresa.

            En el ejemplo, si el trabajador afectado tuviese una mínima formación o experiencia no habría intentado apagar un conato de incendio (de líquido inflamable) con los pies, quedando todo en un incidente.