abecedario. 1. Para designar la serie ordenada de las letras con que se representan los sonidos de una lengua, pueden usarse indistintamente en español los términos abecedario y alfabeto (del lat. abecedarium y alphabetum, respectivamente). El primer término está formado a partir del nombre de las cuatro primeras letras de la serie latina (a, be, ce, de), y el segundo, a partir del nombre de las dos primeras de la serie griega (alfa, beta). Aunque son ambos válidos, el nombre alfabeto es el de uso más general y el que ha dado lugar a derivados: alfabético, alfabetización, analfabeto, etc.
2. Como las demás lenguas románicas, el español se sirvió básicamente desde sus orígenes de la serie alfabética latina, que fue adaptada y completada a lo largo de los siglos. Así, el abecedario español está hoy formado por las veintinueve letras siguientes: a, b, c, ch, d, e, f, g, h, i, j, k, l, ll, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z (® a, b, c, etc.).
3. Esta variante española del alfabeto latino universal ha sido utilizada por la Academia desde 1803 (cuarta edición del Diccionario académico) en la confección de todas sus listas alfabéticas. Desde esa fecha, la ch y la ll, que en realidad son dígrafos, es decir, signos gráficos compuestos de dos letras, pasaron a considerarse convencionalmente letras del abecedario por el hecho de representar, cada uno de ellos, un solo sonido. No obstante, en el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994, se acordó adoptar, a petición de varios organismos internacionales, el orden alfabético latino universal, en el que la ch y la ll no se consideran letras independientes. En consecuencia, las palabras que comienzan por estas dos letras, o que las contienen, pasan a alfabetizarse en los lugares que les corresponden dentro de la c y dentro de la l, respectivamente. Esta reforma afecta únicamente al proceso de ordenación alfabética de las palabras, no a la composición del abecedario, del que los dígrafos ch y ll siguen formando parte.
4. Mientras que los dígrafos ch y ll son las únicas grafías que representan, respectivamente, los sonidos /ch/ y /ll/, el sonido que representa el dígrafo rr es el mismo que el representado por la r en posición inicial de palabra o precedida de las consonantes n, l o s (® r, 2 y 3). Este solapamiento explica que, a diferencia de la ch y la ll, la rr no se haya considerado nunca una de las letras del alfabeto.