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« ¡¡NO!! Al mobbing en Baleares: Taller de escritura terapéutica» Se dirigía a victimas yprofesionales relacionados, en especial técnicos de prevención de riesgos laborales. En sesiones quincenales se aprende a comunicar por escrito, y los relatos seleccionados por el grupo serán publicados, pero además, cualquiera que entre en el Blog puede añadir un comentario bajo cada artículo o documento publicado. El Taller surge de la colaboración entre ANAMIB y la ABTPRL tras el éxito de la Jornada: «Los Prevencionistas en la Sociedad». Allí se constató la necesidad de una implicación más activa de los técnicos de prevención en la identificación de los factores de riesgo que, en las empresas, pueden acabar convirtiéndose en un acoso, y potencialmente en Mobbing.
La prevención es el único camino para frenar esta patología social.
El Mobbing como fenómeno es negado donde existe, y frivolizado cuando se etiqueta como tal, cualquier conflicto interpersonal o laboral. La agresión psicológica extrema a una persona en el trabajo, es la punta del iceberg de una conflictividad creciente en las empresas, derivada del poder absoluto y sin control de una parte, la agresora, frente a otra, la victima, que puede acabar desarrollando una patología psicosomática grave. El crecimiento de esta anomalía pone en evidencia el fracaso de los mecanismos de participación y comunicación en muchas empresas y de los gestores de la salud laboral, allí donde existen. La recuperación social de los trabajadores afectados, es una labor ineludible que está lejos de abordarse por el sistema sanitario de las mutuas de accidentes. La destrucción de su salud y autoestima es objeto de estudio e investigación reiterada, pero no tanto el proceso posterior al desencadenamiento de la crisis: su “curación-reivindicación” y posterior reingreso en el mercado de trabajo.
Aunque están ampliamente documentadas sus fases y características, rara vez se adoptan medidas preventivas concretas por parte de los técnicos de prevención. Los riesgos psicosociales y organizativos son los más difíciles de identificar y de prevenir en las empresas, en especial si se hacen evaluaciones estandarizadas y rutinarias.
Por otro lado, definir como “peligroso” un estilo de mando o una estructura organizativa supone un enfrentamiento directo con el empresario o su representante (el cliente), que se lo toma, poco menos que, como un insulto personal. La polarización y personalización del conflicto parece empujar a una elección de culpable, sin mejorar la capacidad de intervención del técnico que tiende a inhibirse, cubriéndose las espaldas como puede. El origen del problema no radica en la personalidad de sus protagonistas, sino en las condiciones estructurales que permiten llegar a su enquistamiento y descontrol, con un coste económico importante para la empresa. Al despilfarro de energía empleada en agredir y defenderse se suma el del mal ambiente creado y el de los mecanismos de huida, absentismo, no sólo de la víctima directa.
La integración de la prevención en la cadena de mando, con una definición clara de obligaciones y competencias y el establecimiento de unos mecanismos de participación y comunicación efectivos (previstos en la ley) reducirían drásticamente la gravedad de los conflictos e identificaría la existencia de estos, frente a su actual opacidad interesada. El conocimiento de las consecuencias finales a través de quienes han sufrido grados diversos de acoso en el trabajo es uno de los objetivos del Taller de Escritura. Este conocimiento y reconocimiento de víctimas cercanas puede situarnos ante unas pautas de comportamiento que podemos identificar en nuestro trabajo y hacernos superar la resistencia al compromiso profesional y social. Es en la empresa, en el día a día, donde debe abordarse el problema, más que en titulares de periódico o portadas de libros y revistas.
...Y la prevención en la empresa debemos impulsarla los prevencionistas.
JM Castañares Pte. ABTPRL
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