Consecuencias Perjudiciales.
Modifican el alimento en su aspecto de tal
manera que lo hacen desagradable o
inadecuado para su consumo: frutas
pasadas, presencia de «gusanos» en
jamones, putrefacción de pescados,
enranciamiento de grasas, etc.
Reducen su valor nutritivo: pérdida de
vitaminas por la luz o el calor.
Constituyen riesgos para la salud.
Las alteraciones perjudiciales pueden ser
de tal naturaleza que motiven el rechazo
del alimento por haber modificado tanto
las características del producto que lo
hagan rechazable y por consiguiente su
consumo no se realice, ocasionando
simplemente pérdidas económicas.
Puede ocurrir que estas alteraciones sean
escasas, pero suficientes para reconocer
un producto en malas condiciones por lo
que, en el capítulo de venta y compra de
alimentos, se harán las recomendaciones
correspondientes para evitar estos
procesos y para poder reconocer las
características de un producto no apto
para el consumo.
Manipulación de alimentos
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