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casticismo» (1895) y «Paz en la guerra» (1897), y va
enriqueciéndose en la novela «Amor y pedagogía» (1902) y en una
serie de ensayos que culmina con «Mi religión» (1907) y con el
esencial «Del sentimiento trágico de la vida» (1912). En esta obra
incorpora, además de la influencia de los autores mencionados, la de
san Agustín, los grandes místicos, Schleiermacher, William James y,
sobre todo, la del preexistencialista Kierkegaard.
El gran motivo unamuniano del conflicto interior entre la razón
negadora y la fe se combina con la aceptación religiosa de Cristo,
Dios hecho hombre, no tanto para redimirnos del pecado, cuanto
para asegurarnos una supervivencia personal, anímica y corpórea.
Esta temática fundamental reaparece en los escritos posteriores,
como «La agonía del cristianismo» (1924), en sus obras poéticas
(«Rosario de sonetos líricos», 1912; «El Cristo de Velázquez», 1920;
«Rimas de dentro», 1923), así como, hábilmente engarzada con el
otro gran tema unamuniano de la difícil conviven cia y comunicación
humanas, en sus dramas «Soledad» (1921) y «El otro» (1926), y en
sus novelas -que él llamaba «nivolas» - «Niebla» (1914), «Abel
Sánchez» (1917), «La tía Tula» (1921) y «San Manuel Bueno,
mártir» (1933). Buen conocedor de la lengua, acuñó en todos estos
géneros un estilo personal inconfundible, que puso al servicio de su
voluntad de «despertar» a los españoles de su «modorra espiritual».
Se esforzó por rescatar el «fondo intrahistórico del pueblo español»,
la verdadera esencia de España, que vio encarnada en la figura de
don Quijote, el caballero de la fe irracional («Vida de Don Quijote y
Sancho», 1905). Del resto de su obra caben destacar los ensayos
«De mi país» (1903), «Por tierras de Portugal y España» (1911),
«Contra esto y aquello» (1912) y «Andanzas y visiones españolas»
(1922); las novelas «Nada menos que todo un hombre» (1916),
«Tres novelas ejemplares y un prólogo» (1920), «Tulio Montalbán»
(1920) y «Julio Macedo» (1920), de la que hizo una adaptación
teatral, «Sombras de sueño» (1930); la obra poética recogida en
«Poesías» (1907), «Teresa» (1924) y «De Fuerteventura a París»
(1925); «Romancero del destierro» (1928) y los dos volúmenes
póstumos, «Cancionero» (escrito entre 1928-1936 y publicado en
1953) y 60 poemas inéditos (1958); sus obras teatrales «La esfinge»
(1898), «La difunta» (1909), «La venda» (1913), «Fedra» (1921),
«Raquel encadenada» (1921), «Medea» (1933) y «El hermano Juan
o el mundo del teatro» (1954). En 1991 se publicó «El resentimiento
trágico de la vida», libro en el que aparecen las notas escritas por
Unamuno sobre la revolución y la guerra civil española, que
quedaron inconclusas al morir su autor en 1936.