Las lesiones cervicales y braquiales (dolores de cuello, hombros y
brazos), afectan a un amplia variedad de actividades como trabajos de: telefonía,
pantallas de datos, sistemas o cadenas de montaje, y los relacionados con la
mecanización, y automatización de procesos, etc.
Son lesiones de evolución cronificante, y generalmente en relación con las nuevas
tecnologías, estrés y ritmos de trabajo.
Pueden aparecer incluso en trabajos ligeros pero con inadecuación postural, o bien por
ser altamente repetitivos o monótonos.
También hay una relación entre la fatiga física y la de componente psíquico (fatiga
mental).
Se agravan por las condiciones ambientales del trabajo: exposición a
ruido, iluminación
inadecuada, disconfort, por la temperatura y humedad, etc., así como por condiciones de
insatisfacción y desmotivación personal.
Generalmente, se lesiona a cuasa del movimiento que más se ha repetido, y desde la
aparición del malestar, evoluciona progresivamente a dolor cada vez más intenso y hasta
la incapacidad funcional para realizar ese movimiento (que por otra parte, era el
necesario para el trabajo).
Pueden llegar a ser lesiones muy incapacitantes, si no se detectan a tiempo y se modifican
las condiciones de trabajo: modificación de las tareas, de la forma de trabajo,
reducción del ritmo, adecuación de los descansos,...
Se detectan bajo control médico junto con el estudio del componente ergonómico-postural
del puesto de trabajo.
Se realiza de forma preventiva un estudio del puesto de trabajo que incluya: condiciones
organizativas (ritmo, horarios, descansos,...), postura de trabajo, movimientos que se
realizan (duración, tiempo,...), ambiente de trabajo (temperatura, iluminación,
ruido,...), relaciones laborales (comunicaciones, satisfacción, promoción,
salarios,...).
Todo ello dará datos sobre los factores de riesgo sobre los que hay que intervenir en
prevención.
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