Una
maniobra de circulación supone la alteración de la posición que un vehículo tiene en
la vía, bien porque estando parado vaya a iniciar la marcha, bien porque circulando vaya
a efectuar in cambio de carril, un adelantamiento, un cambio de dirección o de sentido, o
una parada.
Existen seis maniobras básicas en torno a las cuales gira la
circulación de cualquier vehículo. Estas son:
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Iniciación de
la marcha.
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Desplazamientos
laterales.
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Adelantamientos.
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Cambio de
dirección o franqueo de intersecciones.
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Cambio de
sentido de marcha.
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Paradas y
estacionamientos. |
Para realizar cualquier
maniobra de circulación, lo que generalmente implica un desplazamiento lateral del
vehículo, todo conductor deberá aplicar dos reglas básicas conocidas con las siglas de R.S.M.
y P.V.O.
La primera supone que antes de efectuar cualquier maniobra deberemos
realizar la siguiente secuencia y siempre por este orden: Primero observaremos hacia
delante, y hacia atrás por el espejo retrovisor R, para analizar cual es el
tráfico que existe en ese momento en la vía por la que circulamos, a la cual nos vamos a
incorporar, y comprobar si podemos realizar la maniobra, teniendo en cuenta la posición,
trayectoria y velocidad de los vehículos que se acercan. Segundo, una vez comprobado que
se puede realizar la maniobra sin poner en peligro o entorpecer a los demás vehículos,
señalaremos nuestra intención S, mediante los indicadores de dirección o con la
mano, según los casos. Tercero, efectuaremos la maniobra M aplicando para ello la
segunda regla P.V.O., esto es, iremos progresivamente adoptando la nueva posición
en la vía P, con la velocidad V adecuada a las circunstancias de cada
momento, y observando O todas las nuevas circunstancias que sobre los vehículos,
la vía, la señalización o los demás usuarios se presenten.
(* TRANSPARENCIA Nº 8, Y PELÍCULA DE VÍDEO Nºs. 5 Y 6).
1.- INICIACIÓN DE LA MARCHA
Se aplicarán las dos reglas antes señaladas y en el orden indicado
teniendo en cuenta que, si estamos parados o estacionados en una vía o procedemos de las
vías de acceso a la misma o de sus zonas de servicio o de una propiedad colindante,
deberemos ceder el paso a los vehículos que circulan por la vía a la que pretendemos
acceder.
(* TRANSPARENCIA Nº 10).
Se entiende que progresión normal el circular dentro de una corriente
siguiendo el trazado de la vía, sin alteraciones relativas de la posición.
Se trata pues, de circular por una carretera y un mismo carril, sin
variaciones importantes en nuestro posición, y en tramos de vías ausentes de
intersecciones, y si existen éstas serán con preferencia de paso a nuestro favor.
En realidad, lo que se conoce como progresión normal no es una
MANIOBRA de circulación, pero dado que dentro de una sucesión lógica, después de
iniciar la marcha lo que se realiza la mayor parte de las veces es una PROGRESIÓN es por
lo que se incluye en esta parte. En l a progresión normal la regla a aplicar será la de Posición.
Velocidad y Observación. (P.V.O.).
Dentro de la Progresión normal se dan los siguientes conceptos:
(* TRANSPARENCIA Nº 9; Y PELÍCULAS DE VÍDEO Nºs. 7, 8 y 9).
2.1.- POSICIÓN EN LA CALZADA.
Es sabido que, como norma general, según el artículo 13 de la Ley de
Seguridad Vial y el 29 del Reglamento General de Circulación, existe la obligación de
circular por la derecha y lo más cerca posible del borde de la calzada, manteniendo la
separación lateral suficiente para realizar con seguridad el cruce con otros vehículos,
si bien en ciertos casos se podrá invadir principalmente la parte izquierda de la
calzada. Igualmente desde el punto de vista de la técnica más adecuada, dentro de la
derecha se deberá mantener o conducir la más a la derecha posible. Esto no significa que
haya que hacerlo por la cuneta o el arcén, sino simplemente que no se debe circular por
el centro de la calzada, y que la distancia correcta al borde derecho dependerá del
tráfico que circule por ella, de los obstáculos existentes, del tipo de vía, del estado
de su pavimento, del arcén, etc...
Pese a lo anterior normalmente conviene mantener, circulando, un
espacio suficiente entre el vehículo y los que se encuentran estacionados, para, poder
resolver con éxito cualquier peligro que pueda surgir inesperadamente (una puerta que se
abre y desciende un ocupante, un peatón o un animal que surge entre dos vehículos,
etc.).
Del mismo modo, es muy poco seguro conducir próximo al borde de la
vía en calles sin acera, en las que las puertas de los edificios acceden directamente a
la calzada e incluso próximos al bordillo de la acera de una calle, con gran circulación
de peatones que entran y salen de los establecimientos, cuando además aquellos se
encuentran detenidos o circulando cerca de ese bordillo.
En todos estos casos, si, por alguna causa, es necesario aproximarse lo
más posible a la derecha (vías estrechas, permitir adelantamientos, etc.) se hará con
precaución, disminuyendo la velocidad cuanto sea necesario
La fluidez de la corriente del tráfico depende, principalmente, de la
correcta posición de los vehículos. Un conductor poco respetuoso puede retener a toda
una corriente de circulación u obligar a maniobrar antirreglamentariamente a otros, por
lo que es indispensable que el conductor se conciencie de la importancia de mantener una
adecuada disciplina de carril.
2.2.- DISCIPLINA DE CARRIL.
La señalización horizontal, es decir, las marcas viales, cumplen dos
importante cometidos: de una parte, obtener la menor distribución posible del espacio de
calzada, y, de otra, conducir y canalizar el tráfico en beneficio de la seguridad. Pero
nada de esto se conseguirá a menos que los conductores traten de mantenerse en los
carriles adecuados que, en la conducción actual y en las condiciones presentes del
tráfico, es una norma esencial, incluso sin señalización, aparte de que el elevado
coste de la construcción de una vía amplia aconseja intentar conseguir para la misma la
mayor rentabilidad posible.
Normalmente toda la vía tiene distintos carriles, estén o no
materializados. Cuando no están materializados (o las marcas se han borrado) un carril es
el resultado de dividir mentalmente la anchura de la calzada por el número de filas, o
mejor de hileras de vehículos (que no sean motocicletas) que pueden circular en paralelo,
haciendo de esto un verdadero hábito para pensar siempre en términos de carriles. Hay
que plantear el recorrido a efectuar para evitar cambios súbitos y nunca pasar de un
carril a otro sin una razón justificada para ello. El zigzagueo entre carriles o
el circular a caballo sobre las líneas longitudinales constituyen una manera de
conducir peligrosa y contraria a la fluidez. Una vez en el carril adecuado, hay que
mantenerse en el centro del mismo hasta que sea necesario cambiar a otro.
Salvo que las marcas o señales indiquen otra cosa, el carril adecuado
para circular es el de la derecha, en tanto las condiciones permitan hacerlo, incluso aún
cuando la vía tenga varios carriles por sentido de marcha, sin que en este supuesto
convenga circular por el de la izquierda, por mucho que la marcha sea rápida. Dado que en
estas vías desaparece la circunstancia que hace más peligrosos los adelantamientos -el
tener que invadir la zona de los que circulan en sentido contrario-, el mayor número de
maniobras de esta clase que puede implicar la circulación por la derecha viene compensado
por la fluidez con que, de esta forma, pueden realizarse. Sólo en el supuesto de
adelantamientos sucesivos, es lógico que tal compensación no se tenga en cuenta y en
esta caso, si no se entorpece la circulación posterior, conviene permanecer en el carril
de la izquierda y evitar el zigzagueo entre otros automóviles.
Una mención especial merecen los carriles reversibles, por lo
que deberá prestarse atención a las marcas viales a fin de comprobar si, efectivamente,
el carril por el que se circula tiene ese carácter, en cuyo caso se observarán
atentamente los semáforos cuadrados para saber en qué sentido está abierta la
circulación, abandonando inmediatamente el carril si el mencionado semáforo estuviera en
rojo. Y si se tratara de una flecha luminosa oblicua blanca o amarilla, fija o
intermitente, deberá cambiarse de carril lo antes posible hacia el lado que indique la
flecha.
Otros carriles son los reservados a la circulación de determinados
vehículos, pudiendo estar, por tanto, prohibida la circulación para otros, por lo que es
necesario efectuar la elección del carril con tiempo suficiente.
De igual modo, es preciso hacer un buen uso de los carriles de
aceleración y deceleración, y de su finalidad de acomodar en ellos la velocidad,
para afrontar las nuevas situaciones del tráfico, de forma correcta.
Según el artículo 160 del Reglamento General de Circulación, si
existieran carriles obligatorios para tráfico lento y otros reservados para tráfico
rápido, el carril sobre el que estuviera situada la señal de velocidad mínima solamente
puede se utilizado por los vehículos que circulen a velocidad igual o superior a la
indicada, aunque, si las circunstancias lo permiten, dichos vehículos deben circular por
el carril de la derecha.
2.3.- TOMA DE CURVAS.
Para Poder abordar con seguridad una curva lo más conveniente es
ajustar la velocidad a las "exigencias" de la curva antes de entrar en ella.
No es muy aconsejable utilizar el cambio de marchas dentro de la propia curva y, por
supuesto, es totalmente desaconsejable accionar el freno de forma brusca y continuada
dentro de la curva, pues se provocará el efecto "freno-dirección" perdiendo
con ello la trayectoria del vehículo y provocando, en muchos casos, el
"trompo", y la posible salida de la vía.
El efecto centrífugo que se produce en las curvas habrá de
encontrarse con el efecto "aceleración" de forma que las curvas sería
conveniente, además de abordarlas con la velocidad adecuada, tomarlas en una relación de
marchas algo más cortas que aquellas que deberían utilizarse, si a esa misma velocidad
se circulara en recta.
Esta precaución habrá de extremarse en los casos de pavimento en mal
estado, con gravilla, mojados, hielo, nieve, etc.
2.4.- UTILIZACIÓN DEL CAMIO DE VELOCIDADES.
Como ya se ha mencionado anteriormente, el conductor intentará en todo
momento adaptar la potencia de su motor a la velocidad de desplazamiento que desee y al
peso que tenga que transportar, sin olvidar los problemas que le puedan plantear la vía y
el tráfico.
El cómo y el cuando se debe realizar el cambio de velocidades es algo
que lo da la experiencia.
La observación del cuentarrevoluciones puede indicar en todo momento
cómo trabaja el motor para así poder anticiparse a su solicitud. Si el vehículo no
dispusiera de dicho aparato, será preciso estar pendiente del ruido y de las vibraciones,
de la sensibilidad y respuesta del acelerador, para elegir el momento más adecuado para
realizar cambio de marchas. Aunque también el velocímetro puede se un indicador, no lo
es tan exactamente como el cuentarrevoluciones.
Una adecuada elección de la relación de marchas especialmente
importante cuando se tome una curva, se afronta un cruce o se vaya a realizar alguna
maniobra, pues en tales casos es más previsible encontrarse en una situación
comprometida. Si se dispone de la suficiente fuerza, se podrá superar con cierta
facilidad la dificultad encontrada; de lo contrario será preciso "rectificar" y
utilizar otra relación de marchas distintas o forzar la situación con la equivocadamente
seleccionada.
2.5.- LA DISTANCIA DE SEGURIDAD.
Las circunstancias del tráfico cambian constantemente. Estos cambios, que depende tanto
del comportamiento de cada conductor como de los demás conductores y usuarios, han de
realizarse dentro de un orden y manteniendo unas distancias mínimas de separación que
permitan a los conductores disponer de tiempo y espacio suficientes para así actuar con
anticipación y no de manera imprevista o súbita y evitar situaciones de conflicto o
peligro.
Se pueden distinguir las siguientes distancias de seguridad o
separación entre vehículos:
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La que se debe
mantener con el vehículo que precede, es decir con el que va delante.
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La que se debe
dejar lateralmente con el vehículo que precede, es decir con l que va delante.
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La que se debe
dejar lateralmente al adelantar.
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 |
La que se debe
dejar lateralmente al rebasar vehículos parados o estacionados. |
2.6.- DISTANCIA DE
SEGURIDAD O SEPARACIÓN A MANTENER CON EL VEHÍCULO QUE PRECEDE.
Hay una cierta tendencia a disminuir la distancia respecto al vehículo
precedente a medida que la circulación se va saturando. El conductor, al moverse todos
los vehículos a una velocidad análoga, empieza a no percibir adecuadamente los indicios
que le permitan apreciar la velocidad real a que circula. Esto se produce más claramente
cuando la vía tiene más de un carril por sentido de a marcha y la totalidad de los
vehículos mantienen una velocidad semejante.
En definitiva y, por eso se trata en este tema, la distancia de
seguridad está en íntima relación con la velocidad adecuada. Si no es conveniente es
porque la velocidad es inadecuada en relación con la distancia mantenida o, lo que es lo
mismo, la distancia mantenida es inadecuada en relación con la velocidad.
Pero ¿qué es la distancia de seguridad?. Es la que permite
detenerse, sin que se produzca un alcance, en el caso de que se detenga bruscamente el
vehículo que precede. En definitiva, es la suma de la distancia recorrida durante el
tiempo de reacción (o tiempo que transcurre desde que el conductor se apercibe de un
peligro hasta que actúa sobre los mandos) y la de frenado del vehículo. (Es
cierto que esto es una distancia de seguridad absoluta sólo en casos extremos, pues, en
los supuestos normales, la distancia de seguridad podrá ser algo menor, ya que el
vehículo precedente es también un móvil que necesita un espacio para frenar y que, por
tanto, no se detiene de forma súbita).
 |
Un margen
lateral de seguridad proporcional a la velocidad y a la anchura y las características de
la calzada cuando cualquier vehículo que no se de dos ruedas adelante o cualquier otro
vehículo que no sea de dos ruedas o de tracción animal. |
(* TRANSPARENCIAS Nºs.
5 y 6; Y PELÍCULAS DE VÍDEO Nºs. 13 Y 14).
2.7.- DISTANCIA DE SEGURIDAD O SEPARACIÓN LATERAL AL REBASAR A
VEHÍCULOS PARADOS O ESTACIONADOS.
Aunque nada establece el Reglamento General de Circulación a este
respecto, razones de seguridad exigen dejar una separación lateral suficiente con los
vehículos parados o estacionados para prevenir la posible apertura de puertas del
vehículo, la salida de los ocupante del mismo sin antes haberse cerciorado de que pueda
hacerlo sin peligro para los demás, etc.
2.8.- VELOCIDAD.
En materia de velocidad se suele distinguir los siguiente conceptos
básicos:
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Velocidad
limitada.
|
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Velocidad
adecuada.
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Velocidad
anormalmente reducida. |
VELOCIDAD LIMITADA.
Existe limitación de velocidad siempre que haya prohibición de
circular a velocidad superior a aquella que esté fijada bien con carácter general para
la vía, según los distintos tipos de vehículos, o bien, con carácter especifico, por
las correspondientes señales.
La velocidad limitada puede estar impuesta genéricamente o de manera
concreta y especifica para determinados tramos o en razón a las condiciones del conductor
o del propio vehículo.
Circular manteniéndose dentro de los límites genéricos o
específicos es hacerlo a una velocidad limitada. Circular rebasando esos límites es
hacerlo a un exceso de velocidad, concepto que es distinto de velocidad excesiva. Esta
última es un concepto equivalente al de velocidad no adecuada o peligrosa.
Velocidad excesiva es, pues , una velocidad no adaptada a las
circunstancias, es decir, aquella que, por razón de la vía, de las condiciones
atmosféricas, del tráfico o del propio vehículo, impide que el conductor pueda ser
dueño del movimiento del vehículo en cualquier momento y situación.
VELOCIDAD ADECUADA.
Es posible circular a velocidad excesiva sin exceso de velocidad.
Mantenerse dentro de los límites de velocidad no significa conducir a una velocidad
segura, o adecuada, concepto éste que implica:
A) Amoldar la velocidad a las condiciones de la vía, del vehículo,
del entorno del propio conductor. Por ejemplo, conducir en una autopista a 120 Kilómetros
por hora es cumplir los límites de velocidad, pero hacerlo cuando la nieve, la lluvia, el
tráfico, etc., impone moderarla es marchar a una velocidad peligrosa e inadecuada, en la
que el conductor deja de ser tal y pasa a ser conducido por su propio vehículo, al que no
puede dominar.
B) Amoldar la velocidad a las condiciones de visibilidad, Sean
cualesquiera las circunstancias, una regla segura es no circular a más velocidad de la
que permita prácticamente completar la frenada dentro del especio visible al frente, ya
sea que la disminución de visibilidad venga motivada por la configuración de la vía, el
tipo de alumbrado que se utilice, etc.
Por otra parte, la señalización de la vía está dispuesta para el
conductor de tipo medio y para una velocidad "Standard", de manera que, si se
circula a mayor velocidad de la establecida, habrá problemas para adaptarse a la vía, y
la información parecerá errónea y deficiente, al no estar ajustada a esa velocidad.
(* TRANSPARENCIA Nº. 4).
VELOCIDAD ANORMALMENTE REDUCIDA.
En el fondo es una modalidad de la velocidad no adecuada, que puede
serlo tanto por exceso como por defecto, ya que si es peligroso circular a un exceso de
velocidad o a velocidad excesiva, también es peligroso circular, sin causa justificada, a
velocidades anormalmente reducida. Está provoca continuamente alteraciones del tráfico y
situaciones de peligro.
En efecto, obliga a los demás a realizar continuos adelantamiento,
frenazos y aceleraciones, ocasiona largas colas de vehículos, distorsiona el normal
desarrollo del tráfico, le resta fluidez y seguridad y también cortesía. En el caso de
aquellos conductores que, ya tranquilos por no tener prisa o crispados al volante por ser
timoratos, además de no arrimarse todo lo posible al borde derecho de la calzada,
provocan las iras y el nerviosismo de los demás conductores. Se comportan como si la
carretera hubiera sido hecha sólo para ellos, olvidándose de que es para todos y que
están obligados a un uso normal y compartido de la misma.
3.- DESPLAZAMIENTOS LATERALES.
Durante la progresión normal pueden aparecer obstáculos que impidan
seguir una trayectoria rectilínea y obliguen a modificarla, o bien el conductor decide
esta modificación voluntariamente para preseleccionar el carril adecuado por una u otra
causa. A dichas modificaciones se las denomina "desplazamientos laterales".
Los auténticos desplazamientos laterales suponen normalmente la
invasión total o parcial de otro carril, ya que los ligeros desplazamientos realizados
dentro de cada carril son simples correcciones de la trayectoria, que no tienen por que
repercutir en la circulación.
Para poder ejecutar correctamente la maniobra de desplazamiento
lateral, deberá haberse observado previamente la situación por delante, valorando la
proximidad y velocidad de los vehículos que se aproximen en sentido contrario, si fuera
necesario invadir dicha zona, así como las de los que circulan detrás. Si no fuera
preciso, por tratarse de carriles del mismo sentido, habrá que prestar mayor atención a
la observación del tráfico posterior, a través del espejo retrovisor, tanto interior
como exterior, y principalmente a los vehículos que circulan por el carril que va a ser
ocupado, intentando apreciar la diferencia de velocidad y el espacio disponible. Pero
ocurre con frecuencia, que estando pendientes del obstáculo y de la velocidad a la que
él se aproxima, pudiendo colisionar con él o verse obligado, bien a frenar bruscamente
para evitarlo, o bien para realizar el desplazamiento lateral bruscamente y muy próximo
al obstáculo, con el peligro que ello supone, esencialmente si la velocidad desarrollada
no es adecuada.
Así pues, hay que tener presente que el desplazamiento lateral es una
maniobra que, si bien como tal es sencilla de realizar, es una circunstancia real como la
actual, en la que el tráfico es muy denso, se producirán una serie de problemas no
fáciles de resolver, ya que los movimientos de los vehículos están muy condicionados
por el tráfico existente en ese momento, que los envuelve, y limita y coarta la libertad
de acción del conductor.
La observación debe ser múltiple, ya que es preciso acompasar o
coordinar la distancia al obstáculo, si lo hubiera, con la velocidad de aproximación,
utilizando el freno y las relaciones de marchas convenientes, de forma que en el momento
oportuno se puede realizar el desplazamiento lateral a la distancia y velocidad correctas,
de manera que ese desplazamiento lateral sea progresivo y sin brusquedades, y sin dejar de
mirar constantemente el espejo retrovisor para poder acomodar esa velocidad a la del
tráfico posterior, e intercalarse en el nuevo carril sin entorpecer ni sorprender a
ningún usuario de la vía.
Es decir, es preciso combinar y poner en práctica la dos reglas de
seguridad P.V.O. y R.S.M.
P Posición con respecto al obstáculo.
V Velocidad de aproximación al obstáculo.
O Observación frontal y lateral del tráfico, calculando
distancias y velocidad con los vehículos que se aproximan en sentido contrario, si fuera
necesario.
R Observación del tráfico posterior, y no solamente el que
circula por el propio carril, sino también y principalmente por el de la izquierda,
comparando las diferencias de velocidad, pues puede acercarse algún vehículo adelantado.
S Señalización de la maniobra que se pretende realizar, una
vez comprobado que es posible hacerla.
M Ejecución correcta del desplazamiento lateral.
(*TRANSPARENCIA Nº 11).
4.- ADELANTAMIENTOS.
El adelantamiento consiste en sobrepasar a otro vehículo en movimiento.
La primera pregunta que tiene que hacerse un conductor antes de
efectuar un adelantamiento es la de si ese adelantamiento le va a servir para
"adelantar" algo, o para ganar significativamente en tiempo, o por el contrario
si la pequeña ventaja que va a obtener el compensa del riesgo que supone el
adelantamiento.
La maniobra de adelantamiento a otros vehículos que circulan en
nuestro mismo sentido, es una maniobra compleja y que entraña peligro si no se tienen en
cuenta un gran número de circunstancias, especialmente en vías de doble sentido de
circulación. No obstante como se trata de una maniobra de circulación deberemos aplicar
las reglas generales de las maniobras.
La regla general es que el adelantamiento se hará siempre por la
izquierda, salvo que el vehículo que pretendemos adelantar haya indicado su propósito de
ir hacia la izquierda, o en el caso de vías urbanas con al menos dos carriles para el
mismo sentido de circulación, en cuyo caso se podrá efectuar por la derecha.
Además de las normas que sobre adelantamiento contiene el Reglamento
General de Circulación, desde el punto de vista de Seguridad Vial, para poder realizar la
maniobra de adelantamiento con seguridad tendremos que proceder a la forma siguiente:
En primer lugar, habrá de tener en cuenta si la velocidad es
notoriamente superior al vehículo que pretende adelantar.
En segundo lugar, observar hacia delante comprobando especialmente: 1)
Si se trata de un lugar en que existan o no señales que prohíben el adelantamiento, o si
existe o no visibilidad suficiente; 2) Si no hay señalización que prohíba el
adelantamiento y si existe visibilidad suficiente, fijando nuestra atención en ver si
circulan o no vehículos en sentido contrario analizando su distancia y velocidad 3) Si
tenemos espacio suficiente para volver a nuestra derecha.
En tercer lugar, una vez comprobados los extremos enumerados
anteriormente, y viendo que hacia delante si se puede realizar el adelantamiento se
aplicará la regla R.S.M., R comprobar por el espejo retrovisor si circulan detrás
de nosotros vehículos que ya hayan iniciado el adelantamiento, en cuyo caso abstenerse de
realizarlo, si no se da esta circunstancia, aplicar S esto es indicar el propósito
de adelantar con el indicador de dirección de la izquierda, o en su caso con la mano, y a
continuación realizar la M maniobra, iniciando el desplazamiento lateral aplicando
la segunda regla P.V.O., es P pasar progresivamente del carril derecho al carril
izquierdo, guardando la separación frontal y lateral suficiente, V mantener una
aceleración progresiva, con suficiente reserva de aceleración, O observar todas
la circunstancias nuevas de circulación que puedan presentarse. Si apareciesen
circunstancias que puedan hacer difícil la finalización del adelantamiento, desistir de
la maniobra volviendo a quedar detrás del vehículo que se pretendía adelantar, el cual
deberá facilitar esta maniobra.
En cuarto lugar, una vez que se esté saliendo de la situación de
paralelo con el vehículo adelantado, comprobar por el espejo retrovisor (por el interior
cuando se trate de vehículo que no sea de dos ruedas) que el vehículo al que se adelanta
ha quedado ya atrás, en cuyo caso indicar con el indicador de la derecha, la intención
de volver al carril derecho pasando a continuación a efectuar este nuevo desplazamiento
lateral de forma gradual y progresiva.
(* TRANSPARENCIAS NºS. 12,13, 14 y PELÍCULA DE VÍDEO Nº 10.)
5 - CAMBIOS DE DIRECCIÓN O PASO DE INTERSECCIONES.
INTERSECCIÓN. CONCEPTO:
"Nudo en la red viaria en el que todos los cruces de trayectorias
posibles de los vehículos que lo utilizan se realizan al mismo nivel".
Franquear una intersección es una maniobra, o un conjunto de maniobras
bastante complejo que requieren un comportamiento en el conductor muy especial.
Se distinguen tres fases:
 |
Aproximación.
|
 |
Posición de
entrada.
|
 |
Franqueo. |
En la aproximación
aplicaremos las reglas R-S-M y P-V-O al modo que hacíamos en los desplazamientos
laterales.
En la posición de entrada, situados en el carril correspondiente,
seguiremos con la regla P-V-O, para terminar con la misma regla en el franqueo, es
decir P-V-O.
Los trazados posibles de las diferentes intersecciones pueden variar
desde una sencilla forma de "T", a un complejo sistema de tipos, como pueden ser
bifurcaciones en "Y", en "X", giratorias en forma de glorieta, etc.
En síntesis, franquear bien una intersección requiere buscar una
posición adecuada, determinada por las marcas viales o en su defecto, por la situación
lógica, es decir, si vamos de frente mantendremos la derecha o el carril central, si la
vía dispone de varios carriles, si vamos a girar a la derecha mantendremos la derecha, y
si, en cambio, giramos a izquierda mantendremos la izquierda, o carril de dicho lado si la
vía es de un solo sentido, situándonos en el centro o carril correspondiente, cuando la
vía sea de dos sentidos de circulación.
Esta posición hay que complementarla con la observación y con la
previa señalización que habrá que mantener hasta que finalice.
Como norma general respecto a la posición hay que procurar respetar el
punto central donde se cruzan los ejes de las vías dejándolo a la izquierda, evitando el
"recorte de trayectoria".
6- CAMBIOS DE SENTIDO
Al tratarse de una maniobra de circulación deberemos aplicar las
reglas de ésta, teniendo especial cuidado en estos casos con la distancia y la velocidad
de los vehículos que circulan en sentido contrario, absteniéndose como regla general de
realizarla en aquellos sitios donde no exista visibilidad suficiente.
La regla general de la posición en la maniobra de cambio de dirección
es, que si se va a girar a la derecha, ceñirse con antelación suficiente lo más cerca
posible del borde derecho de la calzada, y si el giro es a la izquierda, situarse en el
lado izquierdo si la vía es de un único sentido, o en el eje de la calzada, sin invadir
el sentido contrario, si es de doble sentido.
En el caso de los ciclos y ciclomotores para efectuar esta maniobra
especialmente en vías interurbanas no seguirán la regla antes señalada para girar a la
izquierda, sino que por excepción, si no existe un carril especialmente acondicionado
para esto, deberán situarse a la derecha, y fuera de la calzada siempre que sea posible,
e iniciar la maniobra desde esa posición.
Respecto a la ejecución de la maniobra de cambio de sentido es muy
importante elegir el sitio adecuado y con visibilidad suficiente, tanto hacia delante como
hacia atrás, de forma que no se cree peligro o entorpecimiento a los vehículos que
circulen en ambos sentidos, e incluso si esta posición en la calzada impide continuar la
marcha a los vehículos que circulan detrás, situarse a la derecha, fuera de la calzada,
y desde esa posición iniciar la maniobra cuando las circunstancias de circulación lo
permitan.
7- PARADA Y ESTACIONAMIENTO
Tanto la parada como el estacionamiento son dos maniobras, por lo que
se habrán de aplicar las reglas de todas las maniobras. En vías interurbanas estas
maniobras, salvo por razones de emergencia, se realizarán siempre fuera de la calzada e
incluso fuera de la parte transitable del arcén.
Y tanto en las vías urbanas, como en las interurbanas, nunca se
realizarán en lugares en los que se dificulte la visibilidad, como curvas o cambios de
rasante y tampoco donde se dificulte el paso de peatones o vehículos, por ejemplo en los
pasos para peatones, aceras o cruces y en ningún caso en autopista (donde los ciclos y
ciclomotores no pueden circular) autovías y vías rápidas, a no ser que existan zonas
habilitadas al efecto.
En definitiva, el conductor que va a parar o a estacionar
su vehículo habrá de ser solidario con los demás, y por encima de la aplicación
práctica de las normas habrá de procurar sobre todo no crear peligros, obstáculos, e
incluso ni siquiera molestias innecesarias a los demás.
Y se deberá ser solidario con los demás, aunque solo sea por
"egoísmo" propio, pues si se piensa en uno mismo, es muy fácil comprobar que
las paradas en doble o triple fila por ejemplo, le crean a uno, no solo incomodidades y
falta de fluidez, sino también en muchos casos auténticas situaciones de peligro, por lo
que aunque solo sea por esto, tampoco debemos desear para los otros algo que no deseamos
para nosotros mismos, ya que nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos de
los demás.
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