mayúsculas. Cada una de las letras del abecedario puede adoptar la figura y tamaño de mayúscula o minúscula. Las letras mayúsculas tienen mayor tamaño que las minúsculas y, en muchos casos, una figura distinta. He aquí sus formas: A/a, B/b, C/c, Ch/ch, D/d, E/e, F/f, G/g, H/h, I/i, J/j, K/k, L/l, Ll/ll, M/m, N/n, Ñ/ñ, O/o, P/p, Q/q, R/r, S/s, T/t, U/u, V/v, W/w, X/x, Y/y, Z/z.

La escritura normal, tanto manuscrita como mecanográfica, utiliza habitualmente las letras minúsculas, si bien, por distintos motivos, pueden escribirse enteramente con mayúsculas palabras, frases e incluso textos enteros (® 2); pero lo usual es que las mayúsculas se utilicen solo en posición inicial de palabra, y su aparición está condicionada por distintos factores (® 3).

1. Cuestiones formales generales.

1.1. El empleo de la mayúscula no exime de poner tilde cuando así lo exijan las reglas de acentuación (® tilde2, 7). Deben, por tanto, escribirse con el acento gráfico que les corresponde, independientemente de que se escriban enteramente en mayúsculas o solo con mayúscula inicial, palabras como ÁFRICA o África, MÉXICO o México. Únicamente las siglas, que se escriben enteramente en mayúsculas, no llevan nunca tilde: CIA [sía, zía] (Central Intelligence Agency).

1.2. En el caso de los dígrafos o letras dobles ch, gu, ll y qu, cuando se emplean en mayúscula al inicio de una palabra escrita con minúsculas, solo adopta forma de mayúscula el primero de sus componentes: Chillida, Guinea, Llerena, Quevedo. Por el contrario, si los dígrafos forman parte de una palabra escrita enteramente en mayúsculas, deben escribirse sus dos componentes en mayúscula: CHILLIDA, GUINEA, LLERENA, QUEVEDO. Cuando los dígrafos forman parte de una sigla, se escribe en mayúscula solo el primero de sus componentes (® sigla, 5c): PCCh (Partido Comunista de China).

1.3. La forma mayúscula de las letras i y j carece del punto que llevan en su grafía minúscula: Inés, JAVIER, Juvenal. Dado que en la escritura mecanográfica las grafías están predefinidas en los teclados, esta consideración debe tenerse especialmente en cuenta en la escritura manual.

2. Uso de la mayúscula en palabras o frases enteras.

2.1. Normalmente se escriben enteramente en mayúscula las siglas y algunos acrónimos: ISBN, OTI, ONG. Se escriben en minúscula, en cambio, los acrónimos que el uso ha convertido en sustantivos comunes y que, por lo tanto, se han incorporado al Diccionario académico: láser, radar, uvi. Cuando se trata de nombres propios y tienen más de cuatro letras, se escriben solo con la letra inicial en mayúscula: Insalud, Unicef, Unesco, Renfe. (® sigla, 5b).

2.2. Se utiliza la escritura en mayúsculas con el fin de destacar determinadas frases o palabras dentro de un escrito. Así, suelen escribirse enteramente en mayúsculas:

a) Las palabras o frases que aparecen en las cubiertas y portadas de los libros impresos, así como los títulos de cada una de sus divisiones internas (partes, capítulos, escenas, etc.).

b) Las cabeceras de diarios y revistas: HERALDO DE ARAGÓN, LA VOZ DEL TAJO, LA VANGUARDIA, LA NACIÓN.

c) Las inscripciones en lápidas y monumentos, en recuerdo de los primeros usos epigráficos de las letras mayúsculas.

d) En textos jurídicos y administrativos —decretos, sentencias, bandos, edictos, certificados o instancias—, el verbo o verbos que presentan el objetivo fundamental del documento: CERTIFICA, EXPONE, SOLICITA.

e) En textos de carácter informativo, las frases que expresan el contenido fundamental del escrito: Por orden expresa de la dirección, se comunica a todos los empleados que, a partir de ahora, ESTÁ PROHIBIDO FUMAR DENTRO DE LAS DEPENDENCIAS DE LA EMPRESA.

f) Los textos de los carteles de aviso, para asegurar su visibilidad: SE RUEGA NO FUMAR; PROHIBIDO EL PASO.

3. Uso de la mayúscula inicial.

3.1. Según la posición que ocupe una palabra en un escrito, la puntuación exige el uso de mayúscula inicial en los casos siguientes:

3.1.1. La primera palabra de un escrito y la que va después de punto: Hoy no iré. Mañana puede que sí.

3.1.2. La palabra que sigue a los puntos suspensivos, cuando estos cierran un enunciado:

Compramos mariscos, solomillos, vino... La cena resultó un éxito.

No por mucho madrugar... Ya sabes que a veces las prisas son malas consejeras.

Sin embargo, cuando los puntos suspensivos no cierran el enunciado, sino que este continúa tras ellos, la primera palabra que los sigue se escribe con inicial minúscula: Estoy pensando que... aceptaré; en esta ocasión debo arriesgarme. (® puntos suspensivos, 4).

3.1.3. Después de los dos puntos, debe comenzarse el texto con inicial mayúscula en los casos siguientes (® dos puntos, 1.3, 1.4 y 1.6):

a) Tras los dos puntos que siguen a la fórmula de encabezamiento o saludo de una carta: Muy señor mío: / Le agradeceré...

b) Tras los dos puntos que siguen al verbo fundamental de un documento jurídico-administrativo: CERTIFICA: / Que D. José Álvarez García ha seguido el Curso de Técnicas Audiovisuales...

c) Tras los dos puntos que anuncian la reproducción de una cita o palabras textuales: Pedro dijo: «No volveré hasta las nueve».

3.1.4. En frases interrogativas y exclamativas existen dos posibilidades:

3.1.4.1. Si la pregunta o la exclamación constituyen la totalidad del enunciado, y sus signos de cierre equivalen a un punto, la primera palabra de la pregunta o la exclamación se escribe con inicial mayúscula, así como la palabra que inicia la oración siguiente:

¿En qué año nació tu abuelo? Si no me equivoco, tenía la misma edad que el mío.

¡Qué miedo pasamos ayer! Se nos hizo de noche mientras bajábamos de la montaña.

3.1.4.2. Si la pregunta o la exclamación constituyen solo una parte de un enunciado, pueden darse dos casos:

a) La pregunta o la exclamación aparecen en el primer lugar del enunciado. En este caso, la primera palabra que sigue a los signos de apertura (¿ ¡) se escribe con mayúscula y la que sigue a los signos de cierre (? !) se escribe con minúscula: ¿Qué sorpresas me deparará este día?, me pregunto ante el espejo cada mañana. Esto ocurre también cuando se suceden varias preguntas o exclamaciones cortas que pueden ser consideradas un único enunciado y separarse con signos de coma o de punto y coma:

¿Cómo te llamas?, ¿en qué trabajas?, ¿dónde naciste?

¡Cómo ha nevado esta noche!; ¡qué blanco está todo!; ¡qué frío vamos a pasar!

b) La pregunta o la exclamación no están colocadas en el primer lugar del enunciado, sino que siguen a otra palabra o palabras que también forman parte de este. En ese caso, la primera palabra de la pregunta o de la exclamación (la que sigue a los signos ¿ o ¡) se escribe con minúscula:

Natalia, ¿puedes ayudarme?

Pero ¡qué alegría tan grande verte por aquí!

3.1.5. Antiguamente, en los poemas, solía emplearse la mayúscula al principio de cada verso, de donde las letras de esta forma tomaron el nombre de versales (mayúscula de imprenta). En la poesía moderna, este uso no es frecuente.

3.2. Se escriben con letra inicial mayúscula todos los nombres propios y también los comunes que, en un contexto dado o en virtud de determinados fenómenos (como, por ejemplo, la antonomasia), funcionan con valor de tales, es decir, cuando designan seres o realidades únicas y su función principal es la identificativa. En otras ocasiones, la mayúscula responde a otros factores, como la necesidad de distinguir entre sentidos diversos de una misma palabra, o a razones expresivas o de respeto. A continuación se enumeran los distintos casos en que se usa la inicial mayúscula en español. Se escriben con inicial mayúscula:

3.2.1. Los nombres propios de persona, tanto los de pila como los hipocorísticos (nombres que, en forma abreviada o deformada, se utilizan como designaciones familiares o afectivas): Jaime, Beatriz, Pili, Quique; nombres propios de animal: Platero, Chita; y nombres de cosa singularizada: Tizona, Olifante.

3.2.2. Los nombres de divinidades: Dios, Jehová, Alá, Afrodita, Júpiter, Amón.

3.2.3. Los apellidos: Hernández, García, Mendoza. Si un apellido español comienza por preposición, o por preposición y artículo, estos se escriben con minúscula cuando acompañan al nombre de pila (Juan de Ávalos, Pedro de la Calle); pero, si se omite el nombre de pila, la preposición debe escribirse con mayúscula (señor De Ávalos, De la Calle). Si el apellido no lleva preposición, sino solamente artículo, este se escribe siempre con mayúscula, independientemente de que se anteponga o no el nombre de pila (Antonio La Orden, señor La Orden). También se escriben con mayúscula los nombres de las dinastías derivados de un apellido: los Borbones, los Austrias, salvo que se utilicen como adjetivos, caso en que se escriben con minúscula: los reyes borbones. Por otra parte, deben conservar la mayúscula los apellidos de autores (a veces acompañados también del nombre de pila) cuando se aplican a sus obras: «Incendiaron la iglesia, y con ella las tres joyas pictóricas —un Goya [...], un Bayeu [...] y un José del Castillo» (Laín Descargo [Esp. 1976]); «No, no es el Walter que tú conoces, capaz de elegir no un Matisse ni un Picasso sino un Marchand Chabans y un Lhote para decorar su salón principal» (Navales Cuentos [Esp. 1991]).

3.2.4. Los sobrenombres, apodos y seudónimos: Manuel Benítez, el Cordobés; José Nemesio, alias el Chino; Alfonso X el Sabio; el Libertador; el Greco; el Pobrecito Hablador (seudónimo del escritor Mariano José de Larra). El artículo que antecede a los seudónimos, apodos y sobrenombres, tanto si estos acompañan al nombre propio como si lo sustituyen, debe escribirse con minúscula: Ayer el Cordobés realizó una estupenda faena; por lo tanto, si el artículo va precedido de las preposiciones a o de forma con ellas las contracciones al o del: Me gusta mucho este cuadro del Greco; El pueblo llano adoraba al Tempranillo.

3.2.5. Los nombres comunes que, por antonomasia, se utilizan para designar a una persona en lugar del nombre propio: el Mantuano (por Virgilio), el Sabio (por Salomón), el Magnánimo (por el rey Alfonso V), así como los que se refieren, también por antonomasia, a Dios, a Jesucristo o a la Virgen: el Creador, el Todopoderoso, el Mesías, el Salvador, la Purísima, la Inmaculada.

3.2.6. Los nombres abstractos personificados utilizados alegóricamente: la Muerte, la Esperanza, el Mal.

3.2.7. Los nombres propios geográficos (continentes, países, ciudades, comarcas, mares, ríos, etc.): América, Oceanía, España, Canadá, Toledo, Lima, las Alpujarras, la Rioja, la Mancha, el Adriático, el Mediterráneo, el Orinoco, el Ebro, los Andes, el Himalaya. Como se ve, determinados nombres propios geográficos van necesariamente acompañados de artículo, como ocurre con las comarcas, los mares, los ríos y las montañas. En otros casos, como ocurre con determinados países, el uso del artículo es opcional: Perú / el Perú (® el, ?). El artículo, en todos estos casos, debe escribirse con minúscula porque no forma parte del nombre propio. Pero cuando el nombre oficial de un país, una comunidad autónoma, una provincia o una ciudad lleve incorporado el artículo, este debe escribirse con mayúscula: El Salvador, La Rioja, Castilla-La Mancha, La Pampa, El Callao, La Habana, Las Palmas. En estos casos, no se realizan en la escritura las contracciones del o al cuando el artículo sigue a las preposiciones de o a: Mi padre es de El Escorial; Este verano iremos a El Salvador.

Los nombres comunes genéricos como ciudad, río, mar, océano, sierra, cordillera, cabo, golfo, estrecho, etc., que acompañan a los nombres propios geográficos se escriben con minúscula: la ciudad de Panamá, el río Ebro, la sierra de Gredos, la cordillera de los Andes, el cabo de Hornos. Solo si el nombre genérico forma parte del nombre propio se escribe con mayúscula: Ciudad Real, Río de la Plata, Sierra Nevada, los Picos de Europa. También se escriben con inicial mayúscula algunos de estos nombres genéricos cuando se emplean solos y, por antonomasia, funcionan como nombres propios al designar un lugar único. Estas antonomasias están lógicamente limitadas en su uso a la comunidad de hablantes que comparten una misma geografía, para los que la identificación de la referencia es inequívoca, como por ejemplo ocurre, entre los españoles, en casos como la Península (por el territorio peninsular español), la Meseta (por la meseta castellana) o el Estrecho (por el estrecho de Gibraltar). El hecho de escribir Península Ibérica con mayúsculas se debe a que con esta expresión nos referimos a una entidad de carácter histórico y político, y no a un mero accidente geográfico.

3.2.8. Las designaciones que, por antonomasia, tienen algunos nombres geográficos y que se usan como alternativa estilística a su nombre oficial: el Nuevo Mundo (por América), la Ciudad Imperial (por Toledo), la Ciudad Eterna (por Roma).

3.2.9. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de determinadas zonas geográficas, que generalmente abarcan distintos países, pero que se conciben como áreas geopolíticas con características comunes: Occidente, Oriente Medio, Lejano Oriente, Cono Sur, Hispanoamérica, el Magreb.

3.2.10. Los nombres de vías o espacios urbanos. Al igual que en el caso de los nombres geográficos, solo el nombre propio debe ir escrito con mayúscula, y no los nombres comunes genéricos que acompañan al nombre propio, como calle, plaza, avenida, paseo, etc., que deben escribirse con minúscula: calle (de) Alcalá, calle Mayor, plaza de España, avenida de la Ilustración, paseo de Recoletos. Sin embargo, se escribirán en mayúscula los nombres genéricos de vías o espacios urbanos procedentes del inglés: Oxford Street, Quinta Avenida, Central Park, como es usual en esa lengua.

3.2.11. Los nombres de galaxias, constelaciones, estrellas, planetas o satélites: la Vía Láctea, la Osa Mayor, la Estrella Polar, Venus, Ganimedes. Las palabras Sol y Luna solo suelen escribirse con mayúscula inicial en textos científicos de temática astronómica, en los que designan los respectivos astros: «Entre la esfera de fuego y la de las estrellas fijas están situadas las esferas de los distintos planetas, empezando por la esfera de la Luna, y a continuación las esferas de Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno» (Torroja Sistemas [Esp. 1981]); pero, excepto en este tipo de textos, se escriben normalmente con minúscula: El sol lucía esplendoroso esa mañana; Hace un sol de justicia; Entra mucho sol por la ventana; Negros nubarrones ocultaron la luna por completo; Me pongo muy nervioso cuando hay luna llena; Me quedé a la luna de Valencia. En el caso de Tierra, se escribe con mayúscula cuando designa el planeta: «Dios le hizo ver las estrellas jamás vistas desde la Tierra» (Fuentes Naranjo [Méx. 1993]). En el resto de sentidos, se escribe con minúscula: El avión tomó tierra; Esta tierra es muy fértil; He vuelto a la tierra de mis mayores.

3.2.12. Los nombres de los signos del Zodiaco: Aries, Piscis, Géminis, Sagitario, Virgo. De igual modo, los nombres alternativos que aluden a la representación iconográfica de cada signo, como Balanza (por Libra), Toro (por Tauro), Carnero (por Aries), Gemelos (por Géminis), Cangrejo (por Cáncer), Pez (por Piscis), Escorpión (por Escorpio), León (por Leo), Virgen (por Virgo). Sin embargo, se escriben con minúscula cuando dejan de ser nombres propios por designar, genéricamente, a las personas nacidas bajo cada signo: Raquel es sagitario; Los géminis son muy volubles.

3.2.13. Los nombres de los cuatro puntos cardinales (Norte, Sur, Este, Oeste) y de los puntos del horizonte (Noroeste, Sudeste, etc.), cuando nos referimos a ellos en su significado primario, como tales puntos, o cuando forman parte de un nombre propio: La brújula señala el Norte; La nave puso rumbo al Noroeste; Corea del Norte; la Cruz del Sur. También se escriben con mayúsculas los casos de Polo Norte y Polo Sur. Sin embargo, cuando los nombres de los puntos cardinales o de los puntos del horizonte están usados en sentidos derivados y se refieren a la orientación o la dirección correspondientes, se escribirán en minúscula: el sur de Europa, el noroeste de la ciudad, el viento norte. También se escribirán en minúscula estos puntos cuando estén usados en aposición: latitud norte, hemisferio sur, rumbo nornoroeste. En el caso de las líneas imaginarias, tanto de la esfera terrestre como celeste, el uso vacila entre la mayúscula y la minúscula inicial, pero hoy parece ser mayoritario, y más recomendable, el uso de la minúscula: ecuador, eclíptica, trópico de Cáncer.

3.2.14. Los sustantivos y adjetivos que componen el nombre de entidades, organismos, departamentos o divisiones administrativas, edificios, monumentos, locales o establecimientos públicos, partidos políticos, etc.: el Ministerio de Hacienda, la Casa Rosada, el Palacio de la Moneda, la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes, la Real Academia de la Historia, el Instituto Caro y Cuervo, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Facultad de Medicina, el Departamento de Recursos Humanos, el Área de Gestión Administrativa, la Torre de Pisa, el Teatro Real, el Café de los Artistas, el Partido Demócrata. También se escribe con mayúscula el término que en el uso corriente nombra de forma abreviada una determinada institución o edificio: la Nacional (por la Biblioteca Nacional), el Cervantes (por el Instituto Cervantes), la Complutense (por la Universidad Complutense), el Real (por el Teatro Real).

3.2.15. Los nombres de los libros sagrados y sus designaciones antonomásticas: la Biblia, el Corán, el Avesta, el Talmud, la(s) Sagrada(s) Escritura(s), la(s) Escritura(s). También los nombres de los libros de la Biblia: Génesis, Levítico, Deuteronomio, Libro de los Reyes, Hechos de los Apóstoles.

3.2.16. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de publicaciones periódicas o colecciones: La Vanguardia, Nueva Revista de Filología Hispánica, Biblioteca de Autores Españoles.

3.2.17. La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio o televisión, etc.); el resto de las palabras que lo componen, salvo que se trate de nombres propios, deben escribirse con minúscula: Últimas tardes con Teresa, La vida es sueño, La lección de anatomía, El galo moribundo, Las cuatro estaciones, Las mañanas de la radio, Informe semanal. En el caso de los títulos abreviados con que se conocen comúnmente determinados textos literarios, el artículo que acompaña al nombre abreviado debe escribirse con minúscula: el Quijote, el Lazarillo, la Celestina.

3.2.18. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de documentos oficiales, como leyes o decretos, cuando se cita el nombre oficial completo: Real Decreto 125/1983 (pero el citado real decreto), Ley para la Ordenación General del Sistema Educativo (pero la ley de educación, la ley sálica, etc.). También se escriben con mayúscula los nombres de los documentos históricos: Edicto de Nantes, Declaración Universal de los Derechos Humanos.

3.2.19. Los nombres de festividades religiosas o civiles: Epifanía, Pentecostés, Navidad, Corpus, Día de la Constitución, Año Nuevo, Feria de Abril.

3.2.20. Las advocaciones de la Virgen: la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Rocío. También las celebraciones a ellas dedicadas: el Rocío, el Pilar.

3.2.21. Los nombres de órdenes religiosas: el Carmelo, el Temple, la Merced. También se escribe con mayúscula la palabra Orden cuando acompaña al nombre propio: la Orden del Temple.

3.2.22. Los nombres de marcas comerciales. Las marcas comerciales son nombres propios, de forma que, utilizados específicamente para referirse a un producto de la marca, han de escribirse con mayúscula: Me gusta tanto el Cinzano como el Martini; Me he comprado un Seat. Muchas veces ocurre, sin embargo, que estos nombres pasan a referirse no exclusivamente a un objeto de la marca en cuestión, sino a cualquier otro con características similares, caso en que se escriben con minúscula: Para recorrer la zona necesitaremos un jeep (= ‘cualquier vehículo todo terreno’); Me aficioné al martini seco en mis años de estudiante (= ‘cualquier vermú seco’).

3.2.23. Las palabras que forman parte de la denominación oficial de premios, distinciones, certámenes y grandes acontecimientos culturales o deportivos: el Premio Cervantes, los Goya, la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, la Bienal de Venecia, la Feria del Libro, los Juegos Olímpicos. En lo que se refiere a los premios, cuando nos referimos al objeto material que los representa o a la persona que los ha recibido, se utiliza la minúscula: Esa actriz ya tiene dos goyas; Ha colocado el óscar encima del televisor.

3.2.24. Los sustantivos y adjetivos que forman el nombre de disciplinas científicas, cuando nos referimos a ellas como materias de estudio, y especialmente en contextos académicos (nombres de asignaturas, cátedras, facultades, etc.) o curriculares: La Mecánica es una parte de la Física; Soy licenciado en Biología; Me he matriculado en Arquitectura; El profesor de Cálculo Numérico es extraordinario. Fuera de los contextos antes señalados, deben escribirse con minúscula: La medicina ha experimentado grandes avances en los últimos años; La psicología de los niños es muy complicada. Los nombres de asignaturas que no constituyen la denominación de una disciplina científica reciben el mismo tratamiento que si se tratase del título de un libro o de una conferencia, esto es, solo la primera palabra se escribe con mayúscula: Introducción al teatro breve del siglo xvii español, Historia de los sistemas filosóficos. También se escriben con mayúscula los sustantivos y adjetivos que dan nombre a cursos, congresos, seminarios, etc: 1.er Curso de Crítica Textual, XV Congreso Mundial de Neonatología, Seminario de Industrias de la Lengua.

3.2.25. El primero de los nombres latinos que designan especies de animales y plantas: Pimpinella anisum, Felis leo (los nombres científicos latinos deben escribirse, además, en cursiva). Se escriben también con mayúscula los nombres, latinos o no, de los grupos taxonómicos zoológicos y botánicos superiores al género, cuando se usan en aposición: orden Roedores, familia Leguminosas. Tanto unos términos como otros se escribirán en minúscula cuando estén usados como adjetivos o como nombres comunes: El castor es un mamífero roedor; Hemos tenido una buena cosecha de leguminosas.

3.2.26. Los nombres de edades y épocas históricas, cómputos cronológicos, acontecimientos históricos y movimientos religiosos, políticos o culturales: la Edad de los Metales, la Antigüedad, la Edad Media, la Hégira, el Cisma de Occidente, la Contrarreforma, la Revolución de los Claveles, el Renacimiento. Igualmente se escriben con mayúscula los sustantivos que dan nombre a eras y períodos geológicos: Cuaternario, Mioceno, Pleistoceno, Jurásico. En el caso de las revoluciones, el adjetivo especificador que las acompañe irá en minúscula: la Revolución francesa, la Revolución soviética, etc.

3.2.27. Determinados nombres comunes cuando, por antonomasia, designan una sola de las realidades de su misma clase: el Diluvio (referido al diluvio bíblico), la Reconquista (referida a la de los territorios ocupados por los musulmanes, realizada por los reinos cristianos peninsulares durante la Edad Media), el Muro (referido al que separaba en Berlín los sectores oriental y occidental).

3.2.28. Determinados nombres, cuando designan entidades o colectividades institucionales: la Universidad, el Estado, el Ejército, el Reino, la Marina, la Judicatura, el Gobierno. En muchos casos, esta mayúscula tiene una función diacrítica o diferenciadora, ya que permite distinguir entre acepciones distintas de una misma palabra: Iglesia (‘institución’) / iglesia (‘edificio’), Ejército (‘institución’) / ejército (‘conjunto de soldados’), Gobierno (‘conjunto de los ministros de un Estado’) / gobierno (‘acción de gobernar’). La mayúscula diacrítica afecta tanto al singular como al plural: «Europa es importante para los Gobiernos, pero sobre todo para los ciudadanos» (País Digital [Esp.] 9.1.97).

3.2.29. Los nombres de conceptos religiosos como el Paraíso, el Infierno, el Purgatorio, etc., siempre que se usen en su sentido religioso originario, y no en usos derivados o metafóricos: Aquella isla era un paraíso; La noche pasada fue un infierno.

3.2.30. En textos religiosos, suelen escribirse con mayúscula, en señal de respeto, los pronombres personales Tú, Ti, Sí, Tuyo, Vos, Él, Ella, referidos a Dios o a la Virgen.

3.2.31. Los títulos, cargos y nombres de dignidad como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., que normalmente se escriben con minúscula (® 5.8), pueden aparecer en determinados casos escritos con mayúscula. Así, es frecuente, aunque no preceptivo, que se escriban con mayúscula estas palabras cuando se usan referidas a una persona concreta sin mención expresa del nombre propio: El Rey inaugurará la nueva biblioteca; El Papa visitará la India en su próximo viaje. Por otra parte, por razones de respeto, los títulos de los miembros de la familia reinante en España suelen escribirse con mayúscula, aunque vayan seguidos del nombre propio que los ostenta, así como los tratamientos de don y doña a ellos referidos: el Rey Don Juan Carlos, el Príncipe Felipe, la Infanta Doña Margarita. También es costumbre particular de las leyes, decretos y documentos oficiales, por razones de solemnidad, escribir con mayúsculas las palabras de este tipo: el Rey de España, el Jefe del Estado, el Presidente del Gobierno, el Secretario de Estado de Comercio. Por último, es muy frecuente que los cargos de cierta categoría se escriban con mayúscula en el encabezamiento de las cartas dirigidas a las personas que los ostentan.

3.2.32. En textos de carácter publicitario, propagandístico o similar, es frecuente la aparición de mayúsculas no justificadas desde el punto de vista ortográfico, así como el fenómeno inverso, esto es, la aparición de minúsculas donde las normas prescriben la mayúscula. Estos usos expresivos o estilísticos, cuya finalidad es llamar la atención del receptor para asegurar así la eficacia del mensaje, en ningún caso deben extenderse a otro tipo de escritos.

3.2.33. También es habitual que en textos pertenecientes a ámbitos particulares se escriban con mayúscula las palabras que designan conceptos de especial relevancia dentro de esos ámbitos. Así, por ejemplo, es normal ver escritos con mayúscula dentro de textos religiosos palabras como Sacramento, Bautismo, Misa, etc.; o, en textos militares, las palabras Bandera o Patria. Estas mayúsculas, que no deben extenderse a la lengua general, obedecen únicamente a razones expresivas o de respeto.

4. Otros usos de las mayúsculas. Además, se escriben con mayúsculas:

4.1. Los números romanos (® números, ?).

4.2. Algunas abreviaturas (® abreviatura, 5b).

4.3. Algunos símbolos (® símbolo, 4).

5. Casos en que no debe usarse la mayúscula inicial.

Se escriben con minúscula inicial (salvo que la mayúscula venga exigida por la puntuación, ® 3.1):

5.1. Los nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año: lunes, abril, verano. No obstante, se escriben con mayúscula cuando forman parte de fechas históricas, festividades o nombres propios: Dos de Mayo, Primavera de Praga, Viernes Santo, Hospital Doce de Octubre.

5.2. Los nombres de las notas musicales: do, re, mi, fa, sol, la, si.

5.3. Los nombres propios que se usan como nombres comunes. Es muy frecuente que determinados nombres propios acaben designando un género o una clase de objetos o personas. Esto ocurre en los casos siguientes:

a) Nombres propios de persona que pasan a designar genéricamente a quienes poseen el rasgo más característico o destacable del original: Mi tía Petra es una auténtica celestina; Siempre vas de quijote por la vida; Mi padre, de joven, era un donjuán.

b) Muchos objetos, aparatos, sistemas y productos que pasan a ser designados con el nombre propio de su inventor, descubridor, fabricante o persona que los popularizó o en honor de la cual se hicieron (zepelín, roentgen, braille, quevedos, rebeca, napoleón), o del lugar en que se producen o del que son originarios (cabrales, rioja, damasco, fez). Por el contrario, conservan la mayúscula los nombres de los autores aplicados a sus obras (® 3.2.3).

c) Nombres de marcas comerciales, cuando no designan ya un objeto de la marca sino, genéricamente, cualquier objeto de características similares (® 3.2.22).

5.4. Los nombres comunes genéricos que acompañan a los nombres propios de lugar, sean geográficos (® 3.2.7) o de espacios o vías urbanas (® 3.2.10).

5.5. Los nombres de los vientos, salvo que estén personificados en poemas o relatos mitológicos: céfiro, austro, bóreas, tramontana.

5.6. Los nombres de las religiones: catolicismo, budismo, islamismo, judaísmo.

5.7. Los tratamientos, como usted, señor, don, fray, san/to, sor, reverendo, etc., salvo que se escriban en abreviatura, caso en que se escriben con mayúscula: Ud., Sr., D., Fr., Sto., Rvdo., etc. Solo cuando, por tradición, se han formado acuñaciones que funcionan como nombres propios, se escribirán estos tratamientos en mayúscula: Fray Luis, referido a fray Luis de León; Sor Juana, referido a sor Juana Inés de la Cruz; Santa Teresa, referido a santa Teresa de Jesús.

5.8. Los títulos, cargos y nombres de dignidad como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., se escriben con minúscula cuando aparecen acompañados del nombre propio de la persona o del lugar al que corresponden (el rey Felipe IV, el papa Juan Pablo II, el presidente de Nicaragua, el ministro de Trabajo), o cuando están usados en sentido genérico (El papa, el rey, el duque están sujetos a morir, como lo está cualquier otro hombre). Existen casos, sin embargo, en que estas palabras pueden escribirse con mayúsculas (® 3.2.31).