Como consumidores siempre hemos dado por
hecho que el mercado energético (y en especial el eléctrico) era una
realidad "autónoma" que debía garantizar unos beneficios preestablecidos con
la supervisión interesada del gobierno.
El incremento imparable de los precios
en los últimos años, ha disparado las alarmas y la búsqueda de alternativas
o estrategias para poder afrontarlo, sin ir a la raíz del problema: el
oligopolio energético y la connivencia de los sucesivos gobiernos.
En tanto se articulan respuestas
colectivas hay que buscar medidas paliativas que nos permitan reducir el
coste con la menor pérdida de calidad de vida, sin tener que optar entre
poner la calefacción o cocinar.
Esto supone un esfuerzo consciente para
informarse y actuar.