El texto es una metáfora tragicómica de la sociedad limeña. El
tema se centra en un hecho real que ocurrió en Perú y que Vargas
Llosa leyó en un recorte de periódico hace años: la emasculación
de un muchacho por el ataque de un perro.
Cuéllar, era un niño que llega al colegio religioso Champagnat,
situado en el exclusivo barrio limeño de Miraflores, debe
integrarse en el grupo de la sociedad miraflorina. En un
principio, destaca por su aplicación académica y deportiva con
lo que se granjea la amistad, el respeto y el reconocimiento del
resto de los alumnos, entrando a formar parte de un grupo de
cuatro chicos (Lalo, Chingolo, Mañuco y Choto). Pronto, Judas,
el perro del colegio lo ataca tras un entrenamiento de fútbol,
lo que provoca la castración del muchacho. A partir de ahí, todo
cambia: la actitud de sus padres hacia él, de los profesores y
de los compañeros, que le imponen el apodo “Pichulita”. Cuéllar
intenta demostrar su virilidad a través de los deportes y de
actitudes consideradas «machistas». Paulatinamente, el
protagonista asume una castración irreversible, separándose del
grupo y reaccionando con manifestaciones violentas e impropias,
que termina con un desgraciado final. El resto del grupo cumple
con las normas sociales; los amigos se casan, se acomodan en una
vida burguesa y tienen hijos que iniciarán de nuevo el ciclo
vital dentro de la clase alta limeña.