- Libera hidrógeno en contacto con metales con el consiguiente
riesgo de explosión.
- Es altamente corrosivo de piel y mucosas y tiene toxicidad.
Las quemaduras que provoca en la piel cursan con úlceras que dejan
cicatrices queloides y retráctiles. En la cara son desfigurantes y provoca la pérdida de
visión si afecta a los ojos.
Cuando se usa en solución acuosa suave, puede producir
dermatitis
de la piel, con el tiempo.
Los vapores, tiene fuertes efectos irritantes al inhalarlos,
pudiendo ocasionar bronquitis, edema pulmonar, e incluso la muerte (según la
concentración).
- Realizar la producción del ácido en procesos de circuito
cerrado, sin contacto con las personas.
- Diseño de las operaciones de trabajo evitando la posibilidad de
accidente por salpicaduras o inhalación de vapores.
Ventilación de locales con zonas
restringidas de paso...etc.
Para el caso de emergencias se asociará la disposición de
equipos
respiratorios autónomos. Igualmente se debe dotar de los referidos equipos a la
protección de ojos, manos... y ropa de trabajo que proteja de eventuales salpicaduras, y
se dispondrá de elementos de lavabos y duchas próximos a tal efecto.
- Almacenamiento en lugar fresco, preservado de luz, ventilado, y
evitando posibles fugas.
Evitar el contacto con metales, pues libera hidrógeno.
- El control médico específico apuntará hacia detectar las
lesiones de piel y aparato respiratorio.
- El botiquín de urgencia debe contener por lo menos, una
solución de trietanolamina al 5% para los casos de salpicaduras, y óxido de magnesio
para disolverlo en agua por si se tiene que administrar en caso de ingestión accidental
(se recuerda al personal que nunca deben inducir al vómito, sino añadir este líquido).
Todo ello debe realizarse como primeros auxilios mientras acude a la asistencia médica.
En el caso de inhalación, la única opción es la
evacuación al servicio de urgencias directamente.