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- Estrés.
- Fatiga mental.
- Trabajo a turnos.
Una de las recomendaciones más universales para prevenir la
fatiga consiste en la organización del tiempo de trabajo de manera que permita la
realización de pausas. Pero para que las pausas sean realmente efectivas deben permitir
desconectar de los temas del trabajo y que la persona pueda apartarse físicamente del
puesto de trabajo, cambiando el foco de atención.
Si se trabaja a turnos, es conveniente Informar a los interesados con suficiente
antelación, de manera que puedan organizarse sus actividades extralaborales.
Establecer procedimientos o medios de control y coordinación de procesos.
Eliminación de jornadas de trabajo muy amplias.
Aumentar el contenido del trabajando la posibilidad de efectuar tareas de preparación y
control.
Mejora de la organización del trabajo: motivación, comunicación...
Facilitar la consulta de datos con procedimientos escritos.
Alternar con otros puestos, prever pausas cortas y frecuentes para evitar la aparición de
la fatiga. Establecer sistemas de participación: reuniones, grupos de trabajo, etc.
Evitar la repetición de tareas elementales, ampliando el ciclo o dando posibilidad de
alternar con otras tareas. El trabajador debe tener la posibilidad de ausentarse del
puesto cuando lo necesite.
Definir claramente las funciones y responsabilidades de cada puesto de trabajo.
Establecer los equipos teniendo en cuenta las necesidades de los trabajadores. Procurar
que los miembros integrantes de cada grupo sean siempre los mismos.
Trabajo a turnos
Cuando se trabaje a turnos, informar a los interesados con suficiente antelación, de
manera que puedan organizarse sus actividades extralaborales.
Puede ocurrir que en el cambio de turno, las consignas no se transmitan de forma
suficientemente precisa o que, por la prisa de marcharse, no se comuniquen al turno que
entra las posibles incidencias u otras posibles informaciones necesarias para el
desempeño del trabajo. Esta falta de comunicación puede dar origen a errores o
incidentes.
Algunos estudios han demostrado que las personas que trabajan en turnos rotativos perciben
su trabajo como más estresante que las del turno de día, y con mayor frecuencia piensan
que su trabajo es fatigante tanto física como mentalmente. La presión que sienten en el
trabajo la refieren principalmente a aspectos de tipo organizativo y no tanto a la
complejidad de la tarea que desarrollan; especialmente, se quejan de la cantidad de
situaciones inesperadas a las que tienen que dar respuesta, de la falta de personal, de
tener que hacer tareas que no les corresponden, y de falta de tiempo para las pausas.
El sistema que se adopte debe adaptarse al tipo de empresa o servicio (estructura,
tamaño, ubicación, servicios que cubre, etc.), a las características de los distintos
departamentos (tamaño, especialidad, saturación de demanda, etc.), así como a las
tareas que deben realizarse: ya que no todas las tareas deben realizarse las 24 horas del
día, es importante tener esto en cuenta, y diseñar las tareas en función de los turnos,
dejando para las horas de la madrugada sólo aquellas tareas que sean imprescindibles.
La elección de los turnos será discutida por los interesados sobre la base de una
información completa y precisa que permita tomar decisiones de acuerdo con las
necesidades individuales.
Los turnos deberán respetar al máximo el ciclo de sueño, evitando que el turno de
mañana empiece a una hora demasiado temprana. Los cambios de turno pueden situarse, por
ejemplo, entre las 6 y las 7h. las14 y las 15h. y las 22 y alrededor de las 23h. Una
variable que se debe tener en cuenta es la distancia entre el centro de trabajo y el
domicilio de los trabajadores.
Los turnos de noche y de tarde nunca serán más largos que los de mañana,
preferiblemente serán más cortos.
En cuanto a la duración de cada ciclo, actualmente se tiende a realizar ciclos cortos (se
recomienda cambiar de turno cada dos o tres días), pues parece ser que, de esta manera,
los ritmos circadianos apenas llegan a alterarse. Sin embargo, la vida de relación se
hace más difícil con un ritmo de rotación tan cambiante, por lo que puede existir una
contradicción entre el punto de vista fisiológico y las necesidades psicosociales de los
individuos. Este es uno de los aspectos por los que el problema de la rotación es tan
complejo y por lo que es necesario adaptarlo a las necesidades individuales y contar con
la participación de los interesados.
Aumentar el número de períodos en los que se puede dormir de noche: posibilidad de
descanso después de hacer el turno de noche, acumular días de descanso y ciclos de
rotación distintos a lo largo del año.
Facilitar comida caliente y equilibrada, instalar espacios adecuados, prever tiempo
suficiente para comer.
Disminución del número de años que el individuo realiza turnos, limitación de edad,
etc. La OIT recomienda que a partir de los 40 años el trabajo nocturno continuado sea
voluntario.
Reducir, en lo posible, la carga de trabajo en el turno de noche. Programar aquellas
actividades que se consideran imprescindibles, intentando evitar tareas que supongan una
elevada atención en la franja horaria entre las 3 y las 6h. de la madrugada.
Dar a conocer con antelación el calendario con la organización de los
turnos.Participación de los trabajadores en la determinación de los equipos.Mantener los
mismos miembros en un grupo de manera que se faciliten las relaciones estables.
Establecer un sistema de vigilancia médica que detecte la falta de adaptación y pueda
prevenir situaciones irreversibles.