NTP 505: Cambio de conducta y comunicación (II): metodología de actuación

Behavior modification and communication (II): methodology
Modification du comportement et communication (II): méthodologie (façon d’agir)

Redactor: Jaime Llacuna Morera
Doctor en Filosofía

CENTRO NACIONAL DE CONDICIONES DE TRABAJO

Cuando no se tiene carácter, hay que tener un método

Esta frase figura en La caída de Albert Camus, quien no pretende con ella realizar un ingenioso juego de palabras sino transmitir la idea de que existen personas con capacidades prácticamente “naturales” para determinadas acciones y otras que no. Estas otras requieren de un método que podríamos llamar consciente, porque las primeras disponen de él inconscientemente (llámese actuación lógica, estructurada, etc. con lo cual llegamos a la conclusión que de “natural” nada, que se ha producido, de una manera u otra, la adquisición de ciertas formas de actuación capaces de resolver problemas. A esto lo podemos denominar, si nos place, “carácter”).

Pero ello nos autoriza a pensar que, sea como sea, la actuación concreta de emitir mensajes para modificar conductas, no es privativo de complejos y sesudos estudios. Es frecuente hallar profesores, jefes de personal, vendedores, animadores de grupo o impertérritos “manipuladores” que, con mayor o menor habilidad, muestran sus técnicas de comunicación (a través del lenguaje, el paralenguaje y la kinésica, utilizando los términos de Poyatos que completan lo que llamamos “totalidad” del mensaje), obteniendo los objetivos que se plantean, sean del tipo que sean. No se trata más que de disponer de una gran “habilidad” comunicativa (que sin ser frecuente tampoco es especialmente difícil de hallar). Esta habilidad, resumiría lo dicho hasta ahora: habilidad para seleccionar el contenido adecuado y habilidad para la transmisión del mensaje.

Cuando tenemos que elaborar un método de actuación, éste podría plantearse en los siguientes apartados:

Primera acción: observación de las necesidades de modificación conductual del grupo

Es evidente que antes de proceder a la definición del objetivo/cambio debemos conocer las necesidades del grupo. Tal averiguación no representa, lógicamente, dificultad para los profesionales que están en contacto con el grupo. Deseo dejar constancia, simplemente, de que en ocasiones consideramos nuestro deber incidir en la conducta de los trabajadores y trabajadoras sin darnos cuenta de que tal conducta está relacionada más con la organización laboral que con los conocimientos y actitudes de ellos.

Se trata de proceder al cambio de conducta, incidiendo sobre las personas, cuando es absolutamente necesario y no en otras ocasiones. Por poner un ejemplo absurdo, pero claro, sería incongruente (volviendo al tema de los trabajadores en el ambiente ruidoso), iniciar un proceso con estos trabajadores cuando, anteriormente, no se les ha proporcionado los elementos de protección necesarios o no se les ha informado sobre la necesidad de su uso. Queda con esto dicho, simplemente, la necesidad de conocer al grupo antes de iniciar ningún tipo de acción.

El aspecto fundamental del conocimiento de los elementos del grupo y de sus necesidades (conscientes e inconscientes), es que de él deben sacarse las palabras claves que enunciábamos antes. Las palabras clave, la primera articulación del mensaje, los contenidos, son (por llamarlo así) el tema sobre el que hablaremos. Lógicamente este tema es el que nos proporcionará los signos (palabras) que deberán ser trasmitidas a lo largo del proceso. Estos temas salen, lógicamente, de la realidad del grupo, de las necesidades del mismo y de las características de las personas.

Segunda acción: determinación del objetivo/ conducta y determinación de la carga de conocimientos, procedimientos y actitudes

Ya hemos hablado de este tema al tratar los elementos fundamentales del proceso. Digamos aquí varias cosas relativas al modo de actuación:

Tercera acción: establecer jerárquicamente el conjunto de indicadores conductuales que deben finalizar en la conducta deseada

El aspecto importante de esta acción es la jerarquización de los indicadores. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que, normalmente, el proceso de cambio de comporta miento se produce paulatinamente y a través de pequeñas conductas que tienen, en el tiempo, un desarrollo lógico. Los trabajadores del ambiente ruidoso, en primer lugar (es un ejemplo) hablarán en los descansos sobre el tema (algunos, probablemente dos o tres), después se extenderán los comentarios (hablarán más personas sobre el tema), acto seguido tratarán del tema con el en cargado, a continuación demandarán información sobre los problemas derivados del no uso (momento, por cierto, adecuado para transmitir conocimientos “a demanda”), es probable que uno (pocos en todo caso) utilice puntualmente y durante un corto espacio de tiempo los elementos de protección, etc. Sea éste el proceso o el que se determine lógicamente y a partir del conocimiento de los trabajadores (aspecto fundamental para determinar la secuencia lógica), lo cierto es que el objetivo ( todos los trabajadores usarán adecuadamente los elementos de protección), no será obtenido de repente.

Notemos que la determinación del esquema de pasos a través de los cuales se llegará al objetivo es fundamental, y lo es porque, probablemente, las acciones (los mensajes) emitidos estarán relacionados directamente con dichos indicadores.

Esto quiere decir que el grupo de expertos podría definir inicialmente (como si de un objetivo parcial se tratara), que los trabajadores hablen de los problemas del ruido en los descansos. Podrían definirse los indicadores como objetivos intermedios. Ello determinaría que las acciones fueran encaminadas hacia esta obtención. La suma de los objetivos parciales, de las microconductas (si éstas han estado definidas dentro de una estructura lógica al grupo), sería la conducta final deseada.

Otra cosa a tener en cuenta, por lo que hace referencia al método de aplicación, es que, tal como antes decíamos, una gran cantidad de indicadores lo serán de aspectos actitudinales. Cabe decir que es trascendental la determinación de qué debe hacer o manifestar una persona cuando la suponemos en evolución hacia un cambio actitudinal. Una actitud no es más que la predisposición (en este caso positiva) ante un hecho externo (material o no). En consecuencia, el acercamiento a esta predisposición positiva debe constatarse en pasos que realmente vayan en esa dirección, no en aquellas acciones que “creamos” pueden ser significativas según nuestros intereses pero erróneas hacia el camino que conduce efectivamente al objetivo.

En el esquema habitual de la PNL, estos indicadores pueden ser asociados a la idea de resultados. Los resultados, según esta escuela, se diferencian de los objetivos porque representan un aspecto específico de éste. Esta concreción es alcanzable porque está bajo nuestro control (A. Linder). El objetivo no está directamente bajo nuestro control, por lo menos en sí mismo. Que los trabajadores utilicen los adecuados elementos de protección, es (por llamarlo así) “cosa de ellos”, en el sentido en que van a tener que ser ellos, finalmente, quienes materialicen la conducta. Es deseable (o, hasta cierto punto, exigible) que el proceso que realizamos finalice en el objetivo, pero lo que sí podríamos garantizar con mayor exactitud es que el resultado concreto de que los trabajadores hablen del tema depende más de mi persona, dado que soy yo quien “está” en el espacio en el que se da la comunicación (si no soy yo, es alguien previsto). Puedo “forzar” mucho más el logro de un resultado concreto (de un indicador), que el logro final del objetivo, si bien de nada servirían muchos resultados (¿de nada? ¿no sería incongruente conseguir indicadores y no objetivos? ¿no son los indicadores, como decimos, microobjetivos?), si no lográramos el objetivo final. En el lenguaje típico (y a veces “tópico”) de los autores de la PNL, transcribiremos la frase de Linder: Su objetivo es su sue ño. Su resultado le llevará hasta él.

Cuarta acción: la “escritura” de los mensajes. La redacción de las frases que serán transmitidas. La forma de los mensajes y su emisión.

Los mensajes son frases, frases que deben ser escritas pero que están pensadas para ser dichas, para ser verbalizadas (lo cual indica ya la importancia del citado paralenguaje y la necesidad de establecerlo también cuando se elabora el mensaje).

Siguiendo el ejemplo que utilizamos, una frase podría ser: ¿Os habéis fijado que estos días parece que hay más ruido? Veamos: dicha frase (ésta o cualquier otra) tendrá sentido si el microcomportamiento definido (primer paso. Primer indicador conductual), es iniciar un cierto nivel de comentarios (palabra importante dado que, de hecho, es la acción que deseamos), entre algunos elementos del grupo. Tendrá sentido si los términos (signos, palabras, primera articulación) es ruido o, tal vez, percepción. También habrá sido necesario que tal palabra sea consecuencia del análisis de necesidades del grupo. Si todo ello se ha dado, el proceso de inmersión del grupo en la niebla de los mensajes, puede iniciarse.

Para la elaboración de mensajes operativos, deberíamos tener en cuenta las siguientes indicaciones:

En cuanto al mensaje escrito (preparado a priori)

En cuanto a la forma (el paralenguaje)

En cuanto al lugar y las ocasiones concretas de emisión

Quinta acción: la selección de los emisores de los mensajes. Las personas

Probablemente, uno de los puntos claves del proceso sea la selección de los emisores, lo que podríamos llamar propiamente los mensajeros. Los mensajeros deben:

AL “REIMPRINTING” POR EL “RAPPORT”

Si alguien halla un título más extraño que éste que lo manifieste. No obstante, en un texto dedicado a la elaboración de mensajes lingüísticos, puede tener el objetivo de servir de reclamo a posibles lectores. Traducido a la elemental forma de los contenidos en la que los mortales solemos comunicarnos, el título indica algo tan simple como el intento de remodelar una forma de ser y estar a partir del ambiente generado en el grupo, a partir de las relaciones (normalmente afectivas) que se establecen entre las personas, relaciones que son comunicativas, lógicamente, es decir: que se establecen a partir de las señales que nos emitimos unos a otros.

El “imprinting

Los psicólogos denominan “imprinting” (impronta) al conjunto de estímulos, sensaciones, imágenes, enseñanzas (soy consciente que alguna de estas palabras integra a otras del mismo conjunto), capaces de determinar, en los primeros años de la vida, cuando la capacidad de aprendizaje es mayor, la manera de interpretar el mundo, es decir: la manera de ser y estar en la realidad. Esta impronta se mantiene, como es de suponer, a lo largo de toda la vida y representa, de una manera muy “fuerte” el filtro a través del cual se producirán las manifestaciones de cada uno de nosotros, las manifestaciones que hacemos en relación a las parcelas de la realidad que se nos presentan.

El terapeuta Robert B. Dilts sistematizó (a partir de las técnicas de la PNL) la manera de producir un cambio en tal impronta, posibilitando que la persona fuera capaz de modificar los filtros interpretativos generados a lo largo de la vida creando unos nuevos que le fueran mucho más positivos para enfrentarse a problemas que, por su manera tradicional de ver la vida, no podía resolver.

No se trata en este momento de exponer los métodos de Dilts que, por otra parte, tienen poco que ver con nuestros intereses. No obstante, la referencia a este autor tiene sentido cuando identificamos, salvando la intencionalidad, la impronta actitudinal “general” de las personas con la impronta negadora de los aspectos preventivos que, frecuentemente, orientan nuestro mundo laboral. Se trata, también, de modificar esencialmente unas concepciones básicas (aquí referidas a la prevención) que son las causantes de la inexistencia de una cultura de prevención. Por decirlo en otras palabras, el método que hemos expuesto no tiene otro objetivo de reinventar el “imprinting” relacionado con la seguridad y salud laboral de los trabajadores y trabajadoras. Crear una nueva interpretación de estos temas, crearla a partir de estímulos mensajes que se acerquen lo máximo posible a la realidad de las personas. No se trata de “añadir” conceptos nuevos, se trata de “modificar”, fundamentalmente, actitudes.

Si el mundo de la escuela y de las enseñanzas secundarias, incorpora a sus respectivos currículos la seguridad y salud laboral (a modo de enseñanza transversal, que supone la impregnación tal como hemos apuntado en el método del colectivo de manera natural), podremos asegurar que el “imprinting” de nuestros futuros trabajadores y trabajadoras “contendrá” las actitudes positivas hacia la salud. No será necesario reinventar tal situación inicial. En el mundo laboral de nuestra actualidad, es necesario proceder a esta remodelación porque el filtro interpretativo vigente no suele contener aspectos prevencionistas positivos.

 El “rapport

Esta remodelación de la impronta tiene también su oportuna estrategia. Ya hemos detallado el método de actuación, queda por añadir que dicha estrategia está basada, ante todo, en el rapport, esto es: en la orientación hacia el otro. Denominamos rapport a la capacidad de retener la atención de otra persona, a conectar con ella, a crear con ella un vínculo comunicativo de carácter afectivo capaz de que los mensajes fluyan con naturalidad. Esta relación comunicativa interpersonal tiene mucho que ver con el baile del que hemos hablado anteriormente. Podríamos aquí hablar del rapport como método de modificación de improntas. Esta vinculación emisor receptor será la única, metodológicamente, capaz de llevarnos a la creación de un ambiente comunicativo eficaz.

El aspecto esencial del rapport como método de trabajo es la confianza. Stephen Covey ha dedicado parte de sus estudios sobre la organización de la empresa a lo que el denomina cultura de alta confianza. Esta confianza, que no es más que una sensación, debe ser el canal comunicativo que une a emisor y receptor para generar un cambio actitudinal. La confianza, como aspecto metodológico, es la relación positiva creada entre las personas capaz de hacer interpretar (a todos) de la misma manera el problema (no desde el mismo punto de vista, pero sí desde la misma predisposición). Esta confianza se genera vaciándose de prejuicios e interpretando positivamente las señales que recibimos del otro.

Cuando hemos hablado de las personas que deben emitir los mensajes, hemos hablado de esta confianza. Tal vez sea éste el punto clave de la operatividad de lo dicho. Los mensajes que pueden modificar una impronta, saldrán de unas personas y una situación donde se dé la sensación de confianza o no saldrán de ningún sitio (o de donde salgan, sin esas características, representará un estímulo más negativo que positivo, reafirmador, precisamente, de lo contrario a nuestros deseos).

Bibliografía

(1) ACEÑA, JOSÉ MARÍA Y OTROS
Didáctica de la Lengua y la Literatura
Grupo Anaya, S.A., Madrid, 1989

(2) AKMAJIAN, ADRIÁN Y OTROS
Lingüística: una introducción al lenguaje y la comunicación
Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1984

(3) BADURA, BERNHARD
Sociología de la Comunicación
Ariel S.A., Barcelona, 1979

(4) BAYLON, CHRISTIAN Y OTRO
La comunicación
Ediciones Cátedra, S.A., Madrid, 1996

(5) BENOIT, DENIS Y OTROS
Introduction aux Sciences de l’Information et de la Communication
Les Éditions d’Organisation, París, 1995

(6) BERLO, DAVID K
El Proceso de la Comunicación. Introducción a la teoría y a la práctica
Editorial “El Ateneo”, Buenos Aires, 1971

(7) BORDIEU, PIERRE Y OTRO
Le sens Commun
Les Éditions de Minuit, París, 1970

(8) BÜHLER, KARL
Teoría del lenguaje
Talleres Gráficos de Edic. Castilla S.A., Madrid, 1966

(9) CAMPS, VICTORIA
Pragmática del lenguaje y filosofía analítica
Ediciones 62 S.A., Barcelona, 1976

(10) CHOMSKY, NOAM
El lenguaje y el entendimiento
Editorial Planeta De Agostini S.A., Barcelona, 1992

(11) CHOMSKY, NOAM
La Lingüística Cartesiana
Editorial Seix Barral, S.A., Barcelona, 1970

(12) CUDICIO, CATHERINE
PNL et communication. La dimension créative
Les Éditions d’Organisation, París, 1991

(13) CUDICIO, CATHERINE
Maîtriser l’art de la PNL
Les Éditions d’Organisation, París, 1988

(14) HANDY, CHARLES Y OTROS
Preparando el futuro
Ediciones Gestión 2000 S.A., Barcelona, 1997

(15) KATZ, JERROLD J.
La realidad subyacente del lenguaje y su valor filosófico
Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1975

(16) KRUSCHE, HELMUT
La rana sobre la mantequilla
Editorial Sirio S.A., Málaga, 1996

(17) LEHNISCH, JEANPIERRE
Maîtriser la communication dans l’entreprise
Les Éditions d’Organisation, París, 1988

(18) LINDEN, ANNÉ Y OTRO
Ejercitar la mente. PNL para una vida mejor.
Ediciones Paidós Ibérica S.A., Barcelona, 1999

(19) LLACUNA, JAIME
Modificación de conducta y comunicación
Revista “Mutual Cyclops”, nº 32, Barcelona, 1998

(20) MOHL, ALEXA
El aprendiz de brujo. PNL
Editorial Sirio S.A, Madrid, 1998

(21) NEIGHBOUR, ROGER
La consulta interior
Kluwer Academic Publishers, Barcelona, 1997

(22) ORGOGOZO, ISABELLE
Les Paradoxes de la communication
Les Éditions d’Organisation, París, 1988

(23) ROGER, NATALIE H
A vous de parler!
Les Éditions d’Organisation, París, 1982

(24) SAVATER, Fernando
El valor de educar
Editorial Ariel S.A., Barcelona, 1997

(25) SERRANO, Sebastià
Signes, Llengua i cultura
Edicions 62 S.A., Barcelona, 1988

(26) WATZLAWICK, PAUL Y OTROS
Teoría de la comunicación humana
Editorial Herder S.A., Barcelona, 1987

(27) WATZLAWICK, PAUL Y OTROS
El cambio
Editorial Herder S.A., Barcelona, 1986

28) WATZLAWICK, PAUL Y OTROS
¿Es real la realidad?
Editorial Herder S.A., Barcelona, 1985