El virus de la rubeola causa una enfermedad eruptiva leve
frecuente en la infancia, dejando inmunidad.
El problema surge cuando la enfermedad tiene lugar en adultos/as y particularmente en
condiciones de embarazo, ya que aunque puede pasar de forma asintomática, con
independencia de ello causa graves lesiones en el feto.
Son pocas las mujeres que no se encuentran inmunizadas (la mayoría la padecieron en la
infancia), pero en estos casos, si tiene lugar en un embarazo, causará desde el aborto,
hasta lesiones sanguíneas y orgánicas en el recién nacido, como graves lesiones
cardiacas, oculares, o de audición.
Un niño que padece la enfermedad puede ser contagioso durante unos 15 días, de los que
la mitad corresponden a la fase previa a la erupción. Un recién nacido (Rubeola
congénita), puede ser infectante incluso durante meses.
En la mujer adulta, la enfermedad aparece tras 15-21 días del contagio, con dolores
articulares, o de forma sintomática como se ha citado.
El diagnóstico, tanto de la enfermedad, como para conocer si una mujer está inmunizada,
es serológico (análisis de sangre). Puede recomendarse realizar estas pruebas a las
trabajadoras para conocer previamente si están expuestas al riesgo. Por otra parte,
existe el recurso de la vacunación, porque la administración de gammaglobulinas para
aumentar las defensas en caso de infección, es usada en último término. No obstante, la
medida preventiva de la vacunación debe realizarse asegurando de que no está embarazada,
y efectuando contracepción durante los dos meses siguientes. También puede haber una
ligera reacción vacunal.
El personal expuesto/a a este riesgo, son mujeres que trabajan con niños/as en
hospitales, escuelas, ...
Algunos países determinan una especial información y protección al respecto (ejemplo:
para las maestras en Francia) incluyendo la rubeola en el ámbito de responsabilidad en
prevención de riesgos (Ejemplo: indemnizaciones) (conceden permisos a la embarazada si se
detecta algún caso de rubeola en la escuela).
Por otra parte, también queda la cuestión de considerar las secuelas en caso de
vacunación como accidente de trabajo, entre otros temas.