Sinónimos: Auxiliar de caldera; trabajador de la sala de calderas; encargado del
tratamiento del agua de caldera; operador del generador de vapor; operador de
suministro de vapor.
Perfil del empleo.
Estos trabajadores se ocupan de poner en funcionamiento calderas alimentadas
por fueloil para generar vapor destinado al suministro de procesos
industriales, edificios, etc. Encienden calderas de gas, petróleo o
combustibles sólidos utilizando fuentes de ignición; regulan el flujo de
combustible y de agua que se introduce en la caldera. Observan los paneles de
control y regulan la temperatura, la presión, la aspiración y otros parámetros de
funcionamiento.
Observan las calderas y las unidades auxiliares para detectar averías y
realizar reparaciones. Cambian los quemadores, las tuberías y los empalmes de
canalización.
Comprueban y tratan el agua de alimentación de la caldera, utilizando
sustancias químicas especiales, columnas de intercambio de iones, etc. Activan
las bombas o los flujos de presión para retirar el polvo de cenizas de los
dispositivos de alimentación y el agua contaminada del sistema, y limpian
mediante descarga de agua los materiales depositados para su eliminación en
el pulverizador de cenizas.
Ayudan a los equipos de mantenimiento de calderas en las operaciones de
conservación y reparación.
Tareas.
Activar (bombas); ajustar; montar y desmontar; cargar; comprobar; limpiar;
(válvulas, depósitos de combustible); detectar (averías); rellenar;
encender; fijar; eliminar mediante descarga de agua (materiales depositados);
instalar; encender; cargar y descargar (combustible); mantener (aislamiento,
etc.); medir; supervisar; poner en funcionamiento; regenerar (resinas del
permutador de iones); regular (flujo, temperatura); eliminar (cenizas,
residuos); reparar; sellar (fugas); atornillar; aprovisionar de combustible;
comprobar (agua de alimentación); tratar (agua de alimentación); utilizar
llaves de tuercas.
Industrias en las que esta profesión es común.
Servicios y plantas de fabricación que requieren vapor para su
funcionamiento; por ejemplo, en la industria química, la industria del
plástico, las centrales eléctricas; los servicios de lavandería ; los
hospitales; las industrias de la alimentación; la industria marítima; las
instalaciones de desalinización; etc.
Riesgos.
Riesgos de accidente.
Resbalones y caídas en superficies llanas, sobre todo cuando se ha
derramado agua, combustible, aceite, etc.;
Accidentes mecánicos al utilizar pulverizadores y atizadores en calderas
de carbón;
Explosión de calderas (debido a un sobrecalentamiento, al fallo de los
componentes estructurales a causa de la fatiga de los metales, etc.), con
probabilidad de incendio; lesiones producidas por la onda de la explosión o
por los fragmentos despedidos, las llamas, el vapor, etc.;
Incendios y explosiones de combustible (sobre todo debidos a fugas); trapos
impregnados de combustible; explosiones de mezclas de gas y aire dentro de
la caldera;
Incendios provocados por el hollín;
Quemaduras producidas por el contacto con superficies calientes, agua a alta
temperatura y fuga de vapor;
Electrocución o descargas eléctricas;
Asfixia debida al agotamiento del oxígeno respirable en la atmósfera
circundante;
Intoxicación por monóxido de carbono u otros productos de combustión
presentes en la atmósfera, sobre todo en el caso de una ventilación
deficiente o un suministro de aire inadecuado a los quemadores (la
intoxicación aguda por monóxido de carbono puede provocar migrañas, mareos,
náuseas, pérdidas de conciencia, coma y muerte);
Las salpicaduras de hidracina y sus derivados sobre la piel puede causar
quemaduras profundas y dermatitis graves;
Las salpicaduras en los ojos de las sustancias químicas utilizadas en la
regeneración de las columnas de permutación de iones y en las operaciones de
desoxidación y desincrustación y, en especial, las de hidracina y sus
derivados, pueden causar lesiones permanentes en la córnea.
Riesgos físicos.
Niveles de ruido excesivos (de hasta 94 dB).
Riesgos químicos.
Neumoconiosis debida a la exposición al polvo con contenido de vanadio
y al amianto procedente del aislamiento, sobre todo en los trabajos de
mantenimiento y reparación, así como al contacto con cenizas en suspensión
respirables;
Dermatosis debidas a la exposición a combustibles y a los inhibidores de
la corrosión (diversos compuestos orgánicos o metalorgánicos) y otros
aditivos del agua;
Irritaciones oculares, del aparato respiratorio y de la piel como resultado
de la exposición a la hidracina y sus derivados, utilizados como aditivos del
agua de la caldera; una exposición grave puede provocar ceguera temporal;
Irritación de las vías respiratorias superiores y tos como consecuencia de
la inhalación de dioxido de azufre, en especial al quemar combustibles con
un alto contenido de este metaloide;
Exposición a sustancias químicas y compuestos aplicados al
tratamiento del agua; en especial, inhibidores de la corrosión y eliminadores
de oxígeno como la hidracina; sustancias químicas utilizadas en la
regeneración de resinas de permutación de iones, tanto ácidos como bases;
productos y disolventes de limpieza, desoxidación y desincrustación;
monóxido de carbono; dióxido de carbono; oxidos de nitrógeno; dióxido de
azufre; polvos que contienen óxidos refractarios y óxido de vanadio.
Riesgos biológicos.
Desarrollo de hongos y crecimiento de bacterias en las salas de calderas
debido a la elevada temperatura y humedad.
Factores ergonómicos y sociales.
Estrés por calor;
Cansancio general como resultado de la actividad física en un entorno
ruidoso, caliente y húmedo.
Notas.
1. De acuerdo con los informes publicados, los auxiliares de caldera pueden
estar sometidos a un mayor riesgo de cáncer de pecho o nasofaríngeo;
además, la exposición de los operadores de caldera a la hidracina y sus
derivados puede causar daños en los pulmones, el hígado y los riñones.
2. Existen riesgos especiales cuando se utilizan residuos como combustible; el
operador de caldera puede entrar en contacto con una amplia gama de sustancias
químicas peligrosas presentes en los mismos o formadas durante su combustión
(p. ej., furanos, derivados de dióxidos, humos metálicos, fibras minerales,
etc.). Asimismo, el operador puede exponerse a las mordeduras y las picaduras
de parásitos, insectos e, incluso, pequeños animales (p. ej., serpientes,
escorpiones) presentes en los residuos, así como a infecciones bacterianas.
3. Puesto que las salas de calderas suelen ubicarse en sótanos, en algunas
regiones existe el riesgo de exposición al radón.