Es un gas sin color ni olor, muy inflamable.
El método de obtención industrial más frecuente es por la conversión de los gases
hidrocarburos (interacción de
metano con vapor de agua).
Se almacena y transporta en recipientes a presión.
Se usa en la industria química (hidrogenación de grasas, extracción de combustibles
líquidos de
carbón,...), en
soldadura y corte, para crear bajas temperaturas.
Actualmente se está desarrollando su uso como fuente de energía.
- No es tóxico, pero a altas concentraciones en la atmósfera, reemplaza al
oxígeno y
causa asfixia.
- A muy altas presiones causa efectos narcóticos.
- Grave riesgo de incendio y explosión, sobre todo al contacto con aire u oxígeno.
- Precauciones de almacenamiento de los recipientes: lejos de fuentes de ignición o
calor, de productos inflamables, con previsión de fugas, válvulas de seguridad, llenado
hasta el límite e seguridad, y vaciado completo (sin posibilidad de que existan
resquicios de oxígeno), sin superar presiones de 150 atmósferas, bien etiquetados,
protección de choques y golpes, buena ventilación,... etc.
- Protección medio-ambiental: distancia de seguridad de los núcleos poblacionales en
relación con los tamaños de los tanques de almacenamiento.