William Grove demostró en 1839 que se podía generar corriente eléctrica a
partir de una reacción electroquímica entre
hidrógeno y oxigeno.
Doscientos años después, científicos e investigadores en la
materia seguirían utilizando la esencia de su descubrimiento para convertir el hidrógeno
en una fuente de energía masiva que contrarreste e incluso llegue a poner fin a los
efectos de un uso y abuso de recursos energéticos tradicionales, como el petróleo o el
carbón, para mantener las exigencias energéticas de nuestras sociedades.
Dos siglos de estudios e investigaciones han conseguido que se conozca la manera de
comprimir y almacenar el elemento más abundante del universo en una célula o pila de
combustible, que genera la energía necesaria para hacer funcionar prototipos de
vehículos, autobuses de transporte urbano e incluso plantas industriales o baterías de
teléfonos móviles con el único desecho de agua y calor.
No obstante, la clave se halla en conseguir el hidrógeno de una manera
limpia, sin que produzca una contaminación para nuestro hábitat.
Para obtener hidrógeno se requieren otras energías
El hidrógeno es el elemento más abundante, básico y ligero del Universo.
Sin embargo, su presencia en estado puro es excepcional, lo que hace necesario el uso de
diferentes técnicas para su obtención.
Si se quiere llegar a la plenitud del hidrógeno como energía del siglo XXI,
se necesita generar el hidrógeno de forma
limpia e inagotable.
En la actualidad el 99% del hidrógeno que se
produce en el mundo se obtiene mediante el consumo de otros combustibles fósiles como el
petróleo, gas natural, etc.
La utilización de estos elementos para conseguir el hidrógeno contribuye a contaminar el
aire.
Hay numerosos métodos de obtención del hidrógeno.
En el ámbito industrial se logra a partir del agua, por electrólisis (un método de
separación de los elementos que forman parte de un compuesto aplicando electricidad).
Si se utiliza como fuente el gas natural, éste se comprime para separar los hidrocarburos
ligeros, se le somete a un proceso de desecación para eliminar el agua y se separan el
azufre y el nitrógeno.
La mezcla resultante se refrigera con nitrógeno líquido y por último se procede a la
separación gaseosa del monóxido de carbono y el hidrógeno.
A largo plazo, y a ello se están dedicando las nuevas investigaciones sobre la materia,
el hidrógeno procederá de fuentes de energía renovables limpias como el sol o el
viento, que ayudarán a separar el agua en hidrógeno y oxigeno.
La dificultad en la consecución del hidrógeno de forma limpia y masiva es uno de los
principales obstáculos en una carrera en la que las corporaciones automovilísticas
están invirtiendo recursos e I+D.
Diversas industrias del sector trabaja en el desarrollo de células de combustible para
sus prototipos de vehículos propulsados por hidrógeno con mayor o menor éxito.
Nueva revolución energética.
En definitiva, es posible que estemos asistiendo a los primeros pasos de una nueva
revolución, similar a la que en su día supuso la máquina de vapor o el carbón.
La Agencia Internacional de la Energía se atreve a hablar de una nueva revolución
industrial que sólo produce como desecho agua y calor.
Sin embargo, los escépticos y detractores argumentan que la inversión requerida para una
economía basada en el hidrógeno y las pilas de combustible es de varios cientos de miles
de millones de euros.
Y ponen un ejemplo: sólo la instalación de surtidores de hidrógeno en el 30% de las
estaciones de servicio europeas costaría entre 100.000 y 200.000 millones de euros.
¿Dónde se encuentra el hidrógeno?.
El hidrógeno, pese a ser el elemento más abundante en la Tierra, aparece casi siempre
acompañado por otros.
En ocasiones se encuentra en estado puro en los gases volcánicos y se han hallado
indicios de él en las capas más altas de la atmósfera.
Lo más habitual es que se presente en combinación con otros elementos.
Así, en el agua está combinado con el oxígeno, en el carbón y en el petróleo se
encuentra en forma de hidrocarburos.
En los minerales se detectan cantidades apreciables de este elemento, por lo general
combinado con el oxígeno y, finalmente, toda la materia animal y vegetal está
constituida por compuestos químicos de hidrógeno con otros elementos (oxígeno, carbono,
nitrógeno, azufre, etc.).
Usos más comunes del hidrógeno en la actualidad
Se pueden encontrar aplicaciones del hidrógeno en la industria espacial: el hidrógeno
líquido, junto con el oxígeno, se utiliza para la propulsión de cohetes.
Es capaz de impulsar automóviles y de generar energía para plantas industriales y puede
sustituir a todas las fuentes de electricidad, desde baterías para móviles hasta motores
de autobuses.
Ya a principios del siglo XX, debido a su ligereza, se utilizó para llenar los dirigibles
y los globos aerostáticos, pero los múltiples accidentes que generó por su facilidad
para inflamarse interrumpieron este uso.
¿QUÉ ES Y CÓMO FUNCIONA UNA PILA DE COMBUSTIBLE?
Las pilas de combustible son dispositivos, como las baterías, que producen energía por
la combinación de hidrógeno y oxígeno en una reacción química.
Su principal ventaja es que son silenciosas y, además de electricidad y calor, sólo
producen agua como residuo.
Hay celdas de combustible con potencia suficiente para dotar de energía a plantas de
generación eléctrica de grandes ciudades y, por otro lado, otras capaces de sustituir la
pequeña pila de un reloj de pulsera.
Se aplica hidrógeno sobre un electrodo (ánodo) Los dos electrodos están separados por
un electrólito iónico conductor.
Por ionización, el hidrógeno pierde electrones, que circulan por un material conductor
Electrones.
Se aplica oxígeno sobre el otro electrodo (cátodo)
El hidrógeno circula a través del electrolito hacia el cátodo donde entra en contacto
con el oxígeno generando la electricidad Los iones generados en el cátodo son conducidos
por el electrólito al ánodo, donde se combinan con el hidrógeno y forman agua.