El órgano regulador del equilibrio se encuentra en el oído interno (en la cóclea o caracol) y es el llamado órgano de Corti.
Está relleno de un líquido llamado endolinfa,
que recibe sus movimientos en relación con los que realiza el organismo, y envía al
cerebro la información de la postura y los movimientos (giros, aceleraciones,
lateralizaciones, ...).
El cerebro también recibe información de los receptores nerviosos que hay a nivel de los
músculos y articulaciones (el llamado Sistema Propioceptivo) que informan de los
movimientos, y además la vista informa de la posición, velocidad, etc.
Los trastornos del equilibrio se manifiestan con el característico vértigo o
"mareo", que puede surgir debido a diferentes alteraciones o enfermedades. Sus
síntomas son muy diferentes de los llamados de carácter "fóbico" o rechazo a
las alturas, y a veces se acompañan de nistagmus (movimientos rápidos e incontrolados de
los ojos que duran unos instantes). Estos trastornos, también pueden presentarse a modo
de desorientación espacial (desorientación de la posición del cuerpo respecto al
entorno que rodea), que ocurre en personas sanas, a modo de "engaño de los
sentidos". Esta circunstancia tiene lugar bajo situaciones especiales como
aceleraciones, giros o frenado, y movimientos bruscos realizados al ser trasladado en un
medio de transporte.
Esto es debido a que son movimientos a una velocidad para la que el organismo humano no
está "diseñado",
como ocurre por ejemplo en el pilotaje de aviones , u otros medios como la conducción de
vehículos cuando esta ¡se realiza bajo condiciones de fatiga o enfermedad... (son
situaciones que hacen disminuir el umbral de aparición de estas alteraciones del
equilibrio u orientación.)
La consecuencia en este caso, es que con "error" de sus sentidos, la persona
siente giros o desplazamientos en la dirección contraria a la que se están efectuando,
con el consiguiente motivo de accidentalidad.
Una variante especial de los trastornos del equilibrio, es el llamado "mal de los
transportes", "cinetosis" o "mareo" causado también al transitar
en medios de transporte, pero que surge a modo de "inadaptación". Se manifiesta
con la clásica sintomatología vegetativa: mareos, náuseas, vómitos, dolor de cabeza,
... de forma transitoria, aunque en ocasiones muy incapacitante.
Causas de los trastornos del equilibrio:
- Enfermedades: cardiovasculares (alteraciones de la tensión arterial, arteriosclerosis,
...) del sistema nervioso (esclerosis múltiple, tumores cerebrales, ...), lesiones
otológicas (sobre todo si afectan al oído interno,...)...
- Fármacos (medicamentos) y sustancias químicas: derivados del ácido salicílico,
barbitúricos, estreptomicina, antihistamínicos, ... alcohol, tabaco, cafeína, ...
Causas de los trastornos del equilibrio, de origen laboral (específico):
- Condiciones ambientales extremas: de calor, frío, variaciones de la presión
atmosférica (trabajos en aire comprimido, buceo, ... por ejemplo: la llamada
"narcosis por nitrógeno" de efectos similares a una embriaguez alcohólica),
descenso de alturas, en pilotaje de aeronaves (por la pérdida de puntos de referencia
visual entre otros motivos), y las desorientaciones citadas.
- La exposición a agentes físicos como: ruido ( sobre todo si es del tipo intempestivo,
con cambios violentos), vibraciones, radiaciones electromagnéticas (Ejemplo: en
telecomunicaciones, trabajos en generadores de calor,...).
- Agentes biológicos: enfermedades (ejemplo: anquilostomisasis).
- Exposición a agentes químicos como los tóxicos industriales: monóxido de carbono,
hidrocarburos alifáticos clorados (bromoetano, cloroetano, cloruro de vinilo,
tricloroetileno, tetracloroetileno, diclorometano), acetileno, acetato de amilo, acetato
de etilo, cetona (acetona, butanona), mercaptanos (etil, butil, y metil-mercaptano),
alcohol metílico, alcohol etílico, benceno y sus homólogos (nitrobenceno, fenol,
trinitrofenol, fenilhidracina), compuestos de boro (diborano, pentaborano),
nitroglicerina, dinitrato de etilenglicol, disulfuro de carbono, gasolina, ácido
sulfúrico, fosfina, ciertos ésteres del ácido fosfórico (especialmente el
o-cesil-fosfato), carbonilo de níquel, y los óxidos de cadmio y selenio.
- Iluminación inadecuada: por ejemplo, por luces centelleantes, el efectos
estroboscópico de las lámparas fluorescentes (hace creer a la vista que una máquina en
movimiento parezca que está parada, con el correspondiente riesgo de accidente),
iluminación insuficiente (ejemplo en minas...)...
- Trabajo nocturno o con turnicidad: por la inversión de los ciclos o ritmos biológicos.
- Como secuela de un accidente de trabajo: por traumatismo craneal, accidente eléctrico,
...
PREVENCIÓN
- Eliminar los factores de riesgo laboral.
- Controles médicos realizando pruebas específicas de equilibrio, desde la simple
exploratoria, hasta las más sofisticadas (rotacionales, electronistagmografía,...) si
fuera necesario.
- Valorar las alteraciones en relación alas características de riesgo del tipo de
trabajo. Por ejemplo: trabajo en altura, en construcción, elevación de cargas, manejo de
maquinaria o herramientas de peligro, maquinaria agrícola, transporte, trabajo con
explosivos,... etc.
- Modificación de las condiciones de trabajo e incluso dependiendo del caso deberá
recomendarse el cambio a un puesto de trabajo tipo sedentario.
No obstante, la prevención siempre abarcará cualquier circunstancia que por trastorno de
equilibrio nunca pueda suponer éste un desenlace en accidente, por ejemplo: mediante
cinturones anticaída, sistemas de control de máquinas, órganos de mando.