EFQM
En la década de los ochenta las empresas empezaron a asumir que la única posibilidad para la supervivencia en los negocios consistía en prestar mayor atención a la calidad.
La calidad ha llegado a convertirse en uno de los aspectos clave de competitividad en una economía de mercado como la nuestra.
No es posible referirse solamente a la calidad de un
producto o servicio.
El concepto convencional de calidad se amplía
sustancialmente con aspectos tales como la atención al cliente y los plazos de entrega,
la gestión de los procesos productivos incluidos los administrativos, la seguridad del
producto y las condiciones de trabajo del personal.
La calidad abarca en la actualidad todas las formas a través de las cuales las
organizaciones satisfacen las necesidades y expectativas tanto de sus clientes, como de
sus trabajadores y colaboradores, y de la propia sociedad.
A su vez la calidad sólo será alcanzable en el proceso de mejora continua en el que debe
estar inmersa, si se dispone de un sistema de medida de la misma a través de auditorías.
Considerando que el logro de la calidad en la propia empresa precisa también de que su
entorno actúe en consecuencia, catorce de las principales empresas de Europa occidental
decidieron constituir en 1988 la Fundación Europea para la Gestión de
la Calidad (EFQM), como reconocimiento del potencial de ventaja competitiva obtenida a
través de los principios de la Calidad Total.
En la actualidad el número de miembros supera los trescientos.
La EFQM desempeña un importante papel para la promoción de la calidad en las
organizaciones, al reforzar la posición de las empresas en el mercado mundial.
Esto se consigue de dos maneras:
Acelerando la aceptación de la calidad como una estrategia para alcanzar una ventaja
competitiva general.
Estimulando y ayudando a la puesta en marcha de actividades para la mejora de la calidad.
El reconocimiento de los logros es uno de los rasgos de la política desarrollada por la
EFQM, que en 1991 tomó la iniciativa, con el apoyo de la Organización Europea para la
Calidad y la Comisión Europea, para la constitución del Premio Europeo a la Calidad.
El modelo está basado en la premisa de que los procesos y las personas son los medios que
permiten obtener los resultados.
Ello evidencia que tan importantes son en este modelo los resultados como los medios para
alcanzarlos.
La calidad de
vida laboral es un subsistema de la calidad global.
Existe una clara interrelación entre calidad y condiciones de trabajo, de tal manera que
la primera en sentido amplio no es alcanzable sin unas aceptables condiciones de trabajo.
Es impensable que en un entorno en que los trabajadores estén insatisfechos o
desmotivados pueda desarrollarse el espíritu de trabajo y la creatividad que toda
organización necesita.
El análisis detallado del modelo EFQM muestra un conjunto amplio de aspectos relativos a
la organización del trabajo, y en general a la calidad de vida laboral, de ahí su
importancia en enmarcarlo dentro de un documento de prevención.
La dirección ha de establecer los indicadores de medida, y cuales son
más adecuados a su organización.
Estos indicadores pueden ser de dos categorías:
Cuantitativos. Cuantifican lo que hacemos. Con estos indicadores lo que se
mide son desviaciones frente a un estándar numérico establecido. Este estándar
determinado siempre desde el punto de vista de la mejora, puede fijarse en base a los
resultados obtenidos en el último año, mediante comparaciones con la competencia,
valorando las expectativas de los clientes, etc.
Cualitativos. Serán expresión de cómo lo hacemos.