Mas de la mitad de todo el peso del cuerpo está compuesto por agua (55-60%). El agua, es
el componente del cuerpo con más movilidad (para mantener el equilibrio
hidro-electrolítico), y su metabolismo, está ligado al de los electrolitos, sobre todo
Na+ y Cl- (del líquido extracelular), y K+ (del interior celular).
Las pérdidas de agua (por el sudor, orina, o respiración en forma de vapor), son
repuestas mediante su ingestión, o bebida.
Además, el sudor debido al trabajo físico
intenso, o al calor, conlleva también la pérdida de electrolitos (y otros productos del
metabolismo como ácido láctico, urea,...) y de vitaminas (sobre todo tipo B). Con el
ejercicio intenso también se pierden fosfatos por la orina.
En definitiva, un trabajo en ambiente caluroso, y sobre todo cuando se trata de esfuerzo
físico intenso, lleva a una pérdida de líquidos por el sudor, surge la fatiga, y con
ello, la aparición de accidentalidad. Por la pérdida de electrolitos, sodio y cloro de
la sangre, se pueden producir calambres musculares (además de no retener el agua que se
ingiere), y por lo tanto, también deben ser repuestos. Pero la reposición de éstos
tampoco puede ser excesiva, pues causa lesiones renales. Por lo tanto, lo adecuado es la
reposición de líquidos mediante bebidas isotónicas, a las que suele ser recomendable
que lleven añadidas ciertas cantidades de vitaminas
(ejemplo vitamina C, ...)
En los puestos de trabajo, estas bebidas no se deben suministrar muy frías. En el caso de
trabajos intensos en ambientes muy fríos, es mejor suministrar bebidas calientes.
Una recomendación es la disposición de dispensadores automáticos de bebidas junto a los
puestos de trabajo.
Este es uno de los métodos más conocidos como prevención de alcoholismo en los lugares
de trabajo, cuando por el tipo de condiciones se predispone a beber más (además de
actuar sobre las propias condiciones de trabajo: aportando salas de refresco o descanso,
reduciendo los tiempos en los tipos de trabajo intenso e intercambiando las tareas, ...
etc.).
Por otra parte, el uso de la leche (o de otras bebidas) como medida de prevención en caso
de ambiente tóxico, que ha sido erróneamente usado ampliamente, no solo es inútil e
ineficaz al respecto, sino que es más peligroso, pues se están suministrando alimentos
en los lugares de trabajo donde está prohibido, pues facilitan la penetración de los
tóxicos (recuérdese la prohibición de comer o beber en el ambiente tóxico de trabajo).
Por otra parte, puede considerarse en todo caso como un suministros de refuerzo
alimenticio solamente, y siempre tomada fuera del local de trabajo, o en las salas
destinadas para comedor.
Ninguna bebida o medicamento puede ser usada como prevención de una intoxicación
industrial.