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Valera, Juan
(Cabra, Córdoba, 1824-Madrid, 1905) Diplomático, político y escritor
español. Por voluntad de sus padres, los marqueses de Paniega,
inició su educación en el seminario de Málaga. Ingresó después en la
Universidad de Granada y luego en la de Madrid, donde el año 1846
se licenció en leyes, carrera que hizo compatible con los estudios de
humanismo, filosofía y literatura. Empezó a ejercer de abogado en la
capital, pero no tardó en cambiar el derecho por la diplomacia y, en
1847, obtuvo su primer cargo, el de embajador en Nápoles, que
ocupó hasta 1849. En los años siguientes desempeñó diversas
misiones diplomáticas en distintos países. Fue embajador en Lisboa,
Washington, Bruselas y Viena. Alternó tales destinos con la política y,
aunque afiliado al Partido Liberal, fue elegido diputado no sólo por
éste, sino también por el Partido Conservador. Nombrado senador
vitalicio (1881), fue condecorado después con la Gran Cruz de Carlos
III.
Con todo, la extraordinaria personalidad de Valera (miembro de la
Real Academia Española desde 1862) alcanzó sus máximos logros en
el terreno de las letras, convirtiéndose en una de las figuras señeras
del s. XIX. Su libro «Poesías» (1858), no obstante, pasó con más
pena que gloria. Y su obra filosófica, así como la teatral, tampoco
alcanzaron gran altura. Pero fue un celebrado periodista, de prolífica
pluma y prosa sagaz, y cultivó extensamente la crítica con agudeza e
ironía («Crítica literaria» y «Estudios críticos» son los dos volúmenes
que recogen sus trabajos eniTBeste terreno). Sin embargo, donde
realmente brilló su elegancia estilística y su talento creador fue en la
novela, género al que aportó títulos que son clásicos: «Pepita
Jiménez» (1874), «Las ilusiones del doctor Faustino» (1875), «El
comendador Mendoza» (1877), «Pasarse de listo» (1878), «Doña
Luz» (1879), «Juanita la Larga» (1895), «Genio y figura» (1897),
«Morsamor» (1899). En todos ellos destaca la profundidad
psicológica con que se define a los personajes femeninos, la belleza
del lenguaje y el preciso equilibrio con que se desarrollan argumento
y acción